Parece que no aprendemos, parece que no escuchamos, parece que no sobreviviremos.
A diario seguimos viendo en televisión y otros medios generalistas como nos están metiendo el coche eléctrico con calzador, nos guste o no, incluso aunque estos contaminasen más que un coche de combustión diésel o gasolina.
Y es que ya son varios estudios de expertos los que demuestran que cambiar tu coche diésel por uno eléctrico puede contaminar bastante más que si no haces tal cambio.
Sí, también hay estudios que dicen lo contrario. Cada cual debe buscar su respuesta, pues los intereses de unos y de otros suelen influir.
Aquí no apostamos ni por el petroleo ni por lo eléctrico, sino por las bicicletas como medio de transporte sostenible.
También algunos fabricantes de coches están alertando a los gobiernos que la fabricación de un coche eléctrico y de sus baterías, normalmente procedente de países asiáticos, también emiten grandes cantidades de CO2.
Pero como la contaminación se produce allí, a miles de kilómetros, aquí nos da igual a todos.
Las estimaciones que los expertos manejan son, que un coche de combustión, tiene que circular al menos 200.000 km, para emitir el mismo C02 que la fabricación de un coche eléctrico.
A todo esto hay que sumarle las emisiones para conseguir los materiales para su producción, producción que están exigiendo muchas ciudades del mundo para reducir sus emisiones, con las esperanzas de «el milagroso coche eléctrico», pese a que la demanda real de eléctricos por los consumidores no es tal.
Y sí, de nuevo, uno de combustión también emite al ser fabricado y tiene más piezas que uno «a pilas», pero el cambio, repetimos, debería de ser coche dado de baja, bicicleta dada de alta.
Imagina que cambiásemos todos los vehículos de combustión actuales por vehículos eléctricos. La contaminación y emisiones que produciríamos serían infinitamente superiores a las que producimos en la actualidad.
Imagina cada cierto tiempo tener que sustituir las grandes baterías de todos los coches del mundo
A todo esto tienes que sumarle que la energía que necesitan para moverse, en su proceso de acumulación, transporte y distribución, también se emite gran cantidad de CO2.
Y no, con unas placas solares o unos molinos de viento no da para abastecer a todos los coches del mundo.
Si quieres seguir sumando, reciclar el actual parque automovilístico resultaría prácticamente imposible.
Otro punto a sumar o destacar es que cada cierto tiempo, piezas de los coches eléctricos, como son las baterías, deberán ser sustituidas. Y de todos es sabido que el proceso de reciclar una batería es bastante complicado.
Imagina cada ciertos años tener que sustituir todas las grandes baterías de todos los coches del mundo.
Sí, también dicen que se pueden reciclar como baterías para casas «ecológicas», ¿pero dónde están esas casas si hasta hace tres días estaba prohibido utilizar placas solares en España?
Lo más gracioso del tema es que una batería de un coche eléctrico puede costar entre 12.000 y 20.000 euros, por lo que muchos optaran por comprar coche nuevo.
La pescadilla que se muerde la cola.
Cambiar tu coche diésel por uno eléctrico contamina bastante más
En España tenemos otro punto a sumar, o varios. El principal es que las estaciones de servicio no cuentan con puntos de recarga eléctrica suficientes para abastecer al número de coches eléctricos que se está planteando por los gobiernos.
Muchos taxistas que se pasaron al «coche ecológico» híbrido, han visto como era prácticamente imposible desempeñar el trabajo que venían realizando anteriormente solo con las recargas eléctricas.
El timo de los protocolos anti-contaminación
Los gobiernos únicamente ponen en funcionamiento los protocolos anti-contaminación cuando las estaciones de medición del aire, indican que se están sobrepasando los niveles que la Unión Europea establece como «saludables».
Para aclarar esto, si un día todos encendemos los aires acondicionados por el día, la calefacción por la noche, dejamos todas las luces habidas y por haber de edificios y calles, y utilizamos todos los coches del parque móvil de una ciudad como Madrid durante 20 horas seguidas, si ese día hace viento o llueve, no pasa nada, la contaminación desaparece y todos felices.
Si no lo has entendido, lo que hay que intentar hacer es contaminar y consumir lo mínimo posible, siendo este consumo responsable.
Que el viento se lleve la contaminación a otro lado, no quiere decir que no estemos en alerta o no estemos contaminando.
Por eso en verano, con el calor y ausencia de viento o lluvía, se suelen activar estos protocolos anti-contaminación con más frecuencia, pese a que en las ciudades circulan muchos menos coches y la gran mayoría está en la playa o la montaña de vacaciones.
Contaminación hay todos los días, que no te engañen
Y si quieres un coche eléctrico, perfecto, mucho mejor uno eléctrico que uno diésel o gasolina, pero cambiar tu coche que funciona correctamente solo por que te digan que otro eléctrico contamina o consume menos, ahí está el problema.
Los gobiernos deberían ser los primeros en facilitar las infraestructuras necesarias para los medios de transporte ecológicos, sobre todo para facilitar un transporte sostenible como es la bicicleta.
Pero en este país se sigue apostando por el coche, con subvenciones y descuentos, calles y carreteras pensadas para los coches y un sin fin de cosas que se podrían cambiar fácilmente.
Y para el que quiera investigar más, de sobra es sabido que en España no tenemos reservas de petróleo algunas, todo es importado.
Pero lo que si tenemos son compañías eléctricas dirigidas por ex-políticos que ya se están frotando las manos para seguir robándonos otros 20 años más.
Luego ya si eso otro día hablamos de los miles de autobuses, furgonetas, taxis, y demás transportes públicos y urbanos que están los 365 días del año en funcionamiento y poco humo no echan. O de lo que contaminan o lo perjudicial que son los frenos y el polvo de las pastillas de cualquier vehículo y que todos respiramos…