Los empresarios de estaciones de servicio de Galicia van a unirse para defender sus intereses, ¿es así?
Fegaes y las Asociaciones Provinciales de EE.SS. ya llevan muchos años defendiendo los intereses de todos sus asociados con muchas dificultades y, nos tememos, con poco acierto, vistos los resultados. Pero, después de todo este tiempo, ahora la administración nos conoce y nos recibe, y por primera vez hemos conseguido que nos tenga cuenta a la hora de planificar y programar el futuro del sector en Galicia; además, están colaborando con Fegaes en la elaboración de un plan estratégico para el sector en nuestra comunidad. Pero nos queda mucho que hacer, tanto frente a la sociedad como frente a nuestros clientes, para hacer entender que detrás de los rótulos de las grandes marcas hay pequeños empresarios con una facturación muy reducida, una vez separado del montante total el 70 % de impuestos que conllevan los combustibles, lo que se traduce en beneficios ínfimos y gastos muy elevados para nosotros en personal y medidas de protección medioambiental.
¿A qué problemas se enfrentan?
El principal es la falta de reconocimiento y receptividad por parte de la Administración, sobre todo, pero también por parte de la sociedad. Tenemos varios frentes abiertos, pero hay dos que yo considero que son los más importantes y también los más decisivos de cara al futuro.
El primero es la aparición de las gasolineras desatendidas y su proliferación en nuestra comunidad: las llamadas gasolineras fantasma. Y vaya por delante que no estamos en contra de su implantación. Pero los sindicatos del sector están muy preocupados por defensa de los puestos de trabajo y exigen las mismas reglas del juego para todos, sobre todo porque entienden que, por ejemplo, en materia de seguridad y atención a las personas discapacitadas, no se nos exige lo mismo.
En una gasolinera autoservicio no hay seguridad o control al repostaje, ni se brinda ayuda a las personas con discapacidad; sin embargo, las gasolineras tradicionales, las atendidas, no solo ofrecemos ese servicio, sino que se nos exige, y es normal que se haga, pero también se lo deberían exigir a los demás.
Nosotros estamos expectantes respecto al aumento de las gasolineras autoservicio, porque, de seguir así, en poco tiempo seremos todas gasolineras desatendidas, con el consiguiente deterioro del servicio y, además, estaremos contribuyendo a engordar la lacra del desempleo; hay que tener en cuenta que nosotros damos empleo a más de 3.000 personas que se quedarán sin trabajo si establecemos como norma el autoservicio en las gasolineras. ¿Es este el futuro que se quiere fomentar? ¿Qué hacen nuestros gobernantes para cambiarlo? Fegaes defiende las gasolineras tradicionales y atendidas.
El segundo frente importante es el siguiente: Galicia es la comunidad autónoma de España con más gastos en medidas medioambientales, lo que supone para nosotros un agravio comparativo con respecto a las demás comunidades. Se nos exige la implantación de piezómetros para controlar la calidad del suelo y su posible contaminación, con todo el coste que ello supone.
Obviamente no estamos en contra de esta norma, porque el suelo nos preocupa mucho, como es lógico, y tenemos el máximo cuidado de que no haya escapes ni derrames; pero no creemos que este sea el momento indicado para poner en funcionamiento esta normativa. No podemos seguir afrontando el crecimiento de gastos en materia medioambiental sin ningún tipo de ayuda, y creemos que estamos haciendo el caldo gordo a otras empresas que están fomentando esta norma y que se lucran de la misma a nuestra costa.
¿Qué soluciones proponen?
La solución es una y es clara: diálogo, diálogo y diálogo. Y esperar que se nos escuche y se nos tenga en cuenta. ¿Es mucho pedir? Nosotros creemos que no, pero eso es lo que parece.
¿Cuántas estaciones de servicio existen y cuál es el número de puestos de trabajo que mantienen?
En Galicia hay más de 600 instalaciones. Desde Fegaes representamos a más de 250 y nuestros asociados dan empleo a más de 2.500 personas de forma directa.
Quizá no valoramos lo suficiente los servicios que prestan; hasta gafas graduadas a altas horas de la noche hemos podido adquirir en sus tiendas…
Yo creo que se nos da por hecho, pero lo que está claro es que no podemos sobrevivir del aire y si, por desgracia, empezamos a desaparecer, será entonces cuando las administraciones y la sociedad se den cuenta de lo valiosas que somos las estaciones de servicio y lo mucho que se nos necesita.
¿Los coches eléctricos pueden ser una competencia dura en detrimento de los combustibles tradicionales?
Tenemos un montón de energías alternativas que se implantarán en breve o que ya se están implantando, como, por ejemplo, los tres tipos de gases: GLP, GNC, GNL; o también los combustibles sintéticos, el hidrogeno o el coche eléctrico, que se cree que abarcará el 20 % del mercado. Todo esto está generando es una gran incertidumbre para nuestro sector en estos momentos. Fegaes brindará a todos sus asociados la información necesaria para el cambio, reclamará ayudas y asesorará en su tramitación para llevar a término de la mejor forma posible todos estos cambios.
A la velocidad que se suceden las nuevas tecnologías, ¿peligran las estaciones de siempre?
Se prevén cambios inmediatos y muy rápidos, por lo que tenemos que estar muy atentos e informados. Cabe la posibilidad de que haya gasolineras que, si no se adaptan rápidamente, podrán desaparecer. No se trata de si está en peligro un tipo de gasolinera, sino que desaparecerán aquellas que no sean capaces de adaptarse.
¿Cómo ve usted la estación tipo en las próximas décadas?
Las gasolineras pasarán a dispensar múltiples energías y prestarán multitud de servicios añadidos. Además, tendremos que salir de nuestras instalaciones para buscar a los clientes; ya no podremos esperarlos. Los clientes serán mucho más tecnológicos, por lo que tendremos que hacer inversiones, adaptándonos a las nuevas tecnologías. Lo dicho, las gasolineras tradicionales no peligran por las nuevas tecnologías, más bien al contrario: las nuevas tecnologías puede ser una herramienta perfecta para dar un mejor servicio y de más calidad al cliente, como de hecho ya está sucediendo en la actualidad, pues somos proveedores de multitud de servicios que el cliente demanda. Como ya he comentado anteriormente, todo es cuestión de saber adaptarse.
Cuando el petróleo sube, se repercute en el precio al alza, mientras que, cuando baja, apenas se nota en la caída. ¿Es así?
Sí, es cierto. Pero piensen que nosotros, los gasolineros, somos el último eslabón de la cadena, y nos limitamos a poner nuestro margen comercial, siempre el mismo, sobre el precio de compra diario a las petroleras y a los operadores. Por tanto, nosotros no somos los responsables del efecto pluma-plomo. Habrá que mirar hacia otro lado para saber por qué ocurre eso. Ahí el Estado tiene medios para comprobar el correcto funcionamiento de los precios del combustible para que nadie se aproveche de las fluctuaciones del precio del petróleo a su antojo e interés. Se nos lleva mucho tiempo señalando como los beneficiados de esta práctica y somos los primeros perjudicado por ella; siempre la hemos rechazado por ser nosotros los que directamente la sufrimos ante la prensa y ante nuestros clientes.
¿Qué proyectos llevará a los asociados en las próximas reuniones?
El primero es la elaboración de un plan estratégico para el sector en Galicia. Luego es necesaria la reserva de las ayudas europeas para nuestro sector destinadas a proyectos de adaptación a las energías alternativas y a los cambios tecnológicos, además del apoyo a la solicitud y tramitación de estas. Además, es necesario reunirse con las administraciones y los sindicatos para la defensa de las gasolineras tradicionales atendidas por personal cualificado para ello. También es fundamental un programa de información a todos los asociados con respecto a las nuevas energías alternativas. Y hay que negociar convenios con los distintos proveedores para la mejora de costes al sector.
¿Es rentable esta actividad?
En estos momentos los beneficios de esta actividad están muy ajustados, pero aumentando servicios y con ayudas para las adaptaciones futuras salvaremos un gran sector y muchos puestos de trabajo.
¿Cuesta mantener tantas horas abiertas al público tantas estaciones?
Las estaciones de servicio tradicionales, con personal, tienen unos costes fijos elevados, que no se pueden evitar, y durante la pandemia se vieron obligadas a estar abiertas con su horario intacto, algunas incluso 24 horas, manteniendo sus costes sin ningún tipo de ingresos. Eso fue muy duro, y sigue siéndolo. Hay que pensar que nuestro negocio se nutre de la movilidad: si no hay movilidad, las gasolineras no tienen ingresos, pero, como somos un servicio esencial, tenemos que mantener nuestras instalaciones operativas para poder atender, a su vez, a otros servicios también esenciales, como pueden ser las ambulancias o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y eso supone un gran coste económico al que es muy difícil hacer frente si los coches no pueden moverse y, por tanto, no pueden repostar.
¿Qué pide a las autoridades para que todo mejore?
Diálogo, diálogo y diálogo. Y visión de futuro. Por desgracia para el país y sus ciudadanos, los políticos siempre miran a muy corto plazo; su meta es llegar a las próximas elecciones, y el futuro y su previsión ya se decidirán en su día, pero ese día nunca llega, porque siempre hay unos comicios a la vuelta de la esquina.
Europa está trabajando para tener un futuro cierto, y determinado y la sociedad civil gallega está presentando proyectos acordes con ese futuro. Nuestros gobernantes se llenan la boca demandando proyectos y ponen todo su empeño en el buen fin de estos. Nosotros también nos hemos subido a ese carro y presentado nuestros propios proyectos. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, dijo esperar juego limpio también en nuestra casa. Nosotros también lo esperamos.