Teniendo en cuenta todo lo anterior, solo con la producción ociosa de Arabia Saudí y con los planes de EAU e Irak se podría cubrir todo el crecimiento de la demanda de crudo mundial hasta 2030, fecha en la que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que comience el peak oil demand, es decir, que el consumo de petróleo inicie su declive. De 2024 en adelante, la AIE cree que la demanda de crudo no llegará ni a aumentar en un millón de barriles cada año ante la rápida expansión del coche eléctrico y el uso de otras fuentes (diferentes a los combustibles fósiles) para generar energía. Si se suma la capacidad ociosa de Arabia Saudí, más las previsiones de inversión en Emiratos Árabes Unido e Irak, se alcanzarían unos 6 millones de barriles más de crudo de producción solo de estos tres países. Más que suficiente para ganar cuota de mercado, encumbrar a la OPEP y saciar la sed mundial de crudo.
Esta situación ha provocado que diversos expertos adviertan que la OPEP volverá a dominar con puño de hierro el mercado energético mundial. Ed Crooks, vicepresidente de Wood Mackenzie, explicaba en su último informe que «a medio plazo, los países centrales del cártel y el grupo en su conjunto desempeñarán de nuevo un papel clave en el mercado». Aunque en este caso pone más el foco en una caída de la producción de Occidente. «Los países fuera de la OPEP vivan una desaceleración constante de su producción esta década y unas caídas absolutas en la siguiente, en particular en EEUU».
En ese sentido, Crooks cree que EEUU vivirá una historia de auge y caída y que de los restos de esta potencia productora que pocos esperaban hace no tanto, nacerá un nuevo mercado donde la OPEP dominará con puño de hierro, tal y como ha pasado en las pasadas décadas. Tras su formación, en los años 70, el cártel era el responsable del 50% del crudo que se producía a nivel mundial y, desde entonces, siempre ha estado acaparando entre el 30% y el 40%.
Ahora la cuota de mercado se ha reducido a un histórico 28%. Una situación que ha permitido a EEUU desafiar a todo el club en su conjunto, con un dominio del 21% de la producción petrolera mundial. Sin embargo, el experto señala que EEUU está sacando el máximo partido posible de sus recursos (solo tiene un 2,1% de las reservas mundiales frente al 80% de la OPEP) y que la tendencia será una vuelta hacia la OPEP. «En los próximos años Oriente Medio volverá a tener una importancia crítica en el mercado como en los años sesenta y setenta».
El final del reinado de EEUU
La ‘caída de la producción’ de EEUU es algo con lo que, por el momento, cuentan la gran parte de analistas e instituciones relacionadas con la energía. El propio gobierno de EEUU da por hecho que el pico de producción de 13,3 millones de barriles de 2023 se mantendrá sin otra expansión este año y de hecho, casi todo el año se saldará con una disminución. «Prevemos una disminución de la producción hasta diciembre y no se volverán a los niveles actuales hasta febrero de 2025″, explica el Departamento de Energía en su último informe. Entonces su músculo petrolero crecerá hasta los 13,4 millones de barriles, pero se quedará estancado con un leve crecimiento. Un frenazo importante tras haberse disparado la producción un 7,3% el año pasado.
Desde la OPEP no hablan abiertamente de EEUU pero dan por hecha una ralentización de los ‘países fuera del grupo’- En su último informe, el cártel habla de que su producción aumentará solo 1,2 millones de barriles diarios en 2024 y 1,27 millones en 2025. Por su parte, la Agencia Internacional de la Energía hablaba este mes de una desaceleración drástica de EEUU de entre 120.000 barriles diarios de nueva producción a 170.000. Se trata de un auténtico cambio de paradigma tras poner sobre la mesa 1,02 millones de barriles diarios nuevos este 2023.
Desde Economist Intelligence Unit (EIU), por su parte, se atreven a hablar de un periodo más allá de 2025, en el que la OPEP puede retornar a su trono. «Vemos una disminución de inversión en exploración que acabe con este crecimiento». Desde Backer Hugues explicaban que la menor inversión de EEUU en proyectos de prospección ha sido compensada pues «a pesar de que hay un 20% menos de plataformas (505 en total) el incremento de la producción a través del ‘fracking’ ha crecido y representa ya dos tercios del total, compensando la caída de la perforación total».
En ese sentido desde EIU señalan que, a medida que pasen los años esto irá minando la capacidad productiva de EEUU. «Muchos pozos que empezaron a operar en años pasados están empezando a funcionar por lo que no se notará esta tendencia hasta próximos años» explican los analistas de EIU. Sin embargo, matizan que «muchas grandes petroleras han indicado un cambio de enfoque hacia una mayor disciplina fiscal, reduciendo inversiones en favor de recompras y dividendos mientras que los costes de exploración y producción de la Cuenca Pérmica se han disparado un 17%». En ese sentido, los analistas concluyen con que «la rentabilidad caerá y, en consecuencia, el ritmo de perforación se reducirá» provocando «una producción ligeramente menor a partir de 2025», que irá acrecentando año a año.
Este es un punto de vista que comparten los analistas de Morningstar, que han explicado en un reciente informe sobre el sector petrolero en el que remarcaban que la ola de fusiones y adquisiciones que se está dando al calor del ‘boom’ de la Cuenca Pérmica, está anticipando un cambio de ciclo. «Las empresas más grandes están pensando en reducir costes, reducir perforaciones y maximizar el retorno para los accionistas» mientras que, hasta ahora, «había un enfoque en maximizar el crecimiento». En consecuencia «va a haber menos plataformas petroleras y se van a eliminar pozos menos rentables».
Canadá también cae
Otro de los grandes actores que han empujado contra el dominio de la OPEP, quitándole parte de su cuota de mercado, ha sido Canadá. Con una producción de 4,8 millones de barriles diarios, el país está en su mejor momento gracias a un auténtico ‘boom’ en regiones como Alberta que, por sí sola, fue la responsable de 4,3 millones de barriles, el 80% de toda la oferta de Canadá. Sin embargo, el cuarto mayor productor de todo el planeta se encuentra en problemas a medio y largo plazo.
Sin embargo, los objetivos climáticos del país y una menor rentabilidad provocarán, posiblemente, una industria del petróleo con cada vez menos oferta de crudo. Al menos es lo que opina el regulador energético de la propia Canadá, pues su ministro Jonatan Wilkinson, advirtió el año pasado en un informe que esperan una reducción paulatina año tras año que finalice en 2050. Para entonces esperan que su producción sea solo de 1,2 millones de barriles, es decir una caída de más del 76% de toda su producción. En cualquier caso, la ralentización de su industria está prácticamente garantizada por sus propias compañías, pues la patronal del sector, Canadian Association of Petroleum Producers, espera una «desaceleración sostenida del 1%.
Otros actores que se han convertido en las grandes revelaciones del sector como Guyana o Brasil, sí que esperan un crecimiento de su industria, aunque no sería lo suficientemente fuerte como para justificar que el de la OPEP no le rebase con claridad. De hecho, el país de habla portuguesa ya está en la órbita del grupo tras haberse unido este 2023 a sus aliados (OPEP+), con un estatus parecido al de Rusia. En cualquier caso, a falta de una sorpresa, esta reducción de las remesas de Occidente e impulso de las de Oriente Medio anticipan el temor de que el actual contexto sea solo temporal y que los viejos ‘reyes del oro negro’ vuelvan a imponer su ley en los mercados del mundo.