- El cártel está valorando volver a retrasar el incremento de producción de crudo
- La OPEP lleva posponiendo el fin de los recortes desde septiembre
- El grupo está restringiendo el 5,7% de la producción mundial de crudo
El cártel de productores duda cuando volver a abrir los grifos.
La OPEP está estudiando volver a retrasar el final de los recortes de producción de petróleo ante la fragilidad del mercado. La idea era que este mes de abril se añadieran ya unos modestos 120.000 barriles diarios extra, que marcarían solo el principio de una producción cada vez mayor que llevaría al grupo a bombear 2,2 millones de barriles diarios más para 2026. De momento no se sabe exactamente cuánto retrasarían el inicio de esta desescalada pero, según Bloomberg, los delegados del grupo ya están debatiendo fechas para poner en suspenso este plan nuevamente. Este sería un nuevo parche a un dique del petróleo (los recortes simbolizan ese dique en el que el petróleo ocioso se acumula mientras que los países con margen para producir más se impacientan) que parece condenado a romperse antes o después. ¿Qué pasará en los mercados?
La gran diferencia para el mercado será si la ruptura se produce de forma lenta (a través de grietas por las que se escapa el crudo poco a poco) y progresiva a través del seguimiento del plan de la OPEP para devolver el crudo al mercado poco a poco, o si se produce una ruptura total y repentina como ha sucedido otros años en la que alguno de los miembros del cártel o varios de ellos deciden inundar el mercado ante el cansancio de los recortes o por enfado con algún miembro de la OPEP que incumple las normas (los gorrones o freeriders). La ruptura progresiva presionará a la baja los precios pero sin hacer mucho ruido. La ruptura total o repentina podría derribar el precio del barril a la zona de los 50 o 40 dólares casi de golpe. Ahora, todo hace indicar que Arabia Saudí, gran defensor de los recortes, va a poner un parche más al dique que tensará algo más la cuerda, retrasando la devolución al mercado de 120.000 barriles de crudo.
Esta decisión se produce después de que en su reunión de hace solo tres semanas decidieron mantener el plan en marcha y empezar a recortar el 1 de abril. Los recortes de producción empezaron en 2022 y desde septiembre de 2024 ya se esperaba que poco a poco empezaran a desmontarse. Sin embargo, desde entonces han ido retrasando la decisión una y otra vez a medida que la realidad del mercado mostraba que un crudo débil al que no querían sumarse una OPEP produciendo de nuevo. En cualquier caso el último ‘retraso’ oficial en los planes del grupo fue en diciembre y todos daban por hecho que sería el último. De hecho, las dudas versaban más bien sobre si acelerarán el ritmo ante amenazas arancelarias e incluso de sanciones de Donald Trump que apuntó directamente al cártel exigiendo que bajen los precios.
La OPEP está estudiando volver a retrasar el final de los recortes de producción de petróleo ante la fragilidad del mercado. La idea era que este mes de abril se añadieran ya unos modestos 120.000 barriles diarios extra, que marcarían solo el principio de una producción cada vez mayor que llevaría al grupo a bombear 2,2 millones de barriles diarios más para 2026. De momento no se sabe exactamente cuánto retrasarían el inicio de esta desescalada pero, según Bloomberg, los delegados del grupo ya están debatiendo fechas para poner en suspenso este plan nuevamente. Este sería un nuevo parche a un dique del petróleo (los recortes simbolizan ese dique en el que el petróleo ocioso se acumula mientras que los países con margen para producir más se impacientan) que parece condenado a romperse antes o después. ¿Qué pasará en los mercados?
La gran diferencia para el mercado será si la ruptura se produce de forma lenta (a través de grietas por las que se escapa el crudo poco a poco) y progresiva a través del seguimiento del plan de la OPEP para devolver el crudo al mercado poco a poco, o si se produce una ruptura total y repentina como ha sucedido otros años en la que alguno de los miembros del cártel o varios de ellos deciden inundar el mercado ante el cansancio de los recortes o por enfado con algún miembro de la OPEP que incumple las normas (los gorrones o freeriders). La ruptura progresiva presionará a la baja los precios pero sin hacer mucho ruido. La ruptura total o repentina podría derribar el precio del barril a la zona de los 50 o 40 dólares casi de golpe. Ahora, todo hace indicar que Arabia Saudí, gran defensor de los recortes, va a poner un parche más al dique que tensará algo más la cuerda, retrasando la devolución al mercado de 120.000 barriles de crudo.
Esta decisión se produce después de que en su reunión de hace solo tres semanas decidieron mantener el plan en marcha y empezar a recortar el 1 de abril. Los recortes de producción empezaron en 2022 y desde septiembre de 2024 ya se esperaba que poco a poco empezaran a desmontarse. Sin embargo, desde entonces han ido retrasando la decisión una y otra vez a medida que la realidad del mercado mostraba que un crudo débil al que no querían sumarse una OPEP produciendo de nuevo. En cualquier caso el último ‘retraso’ oficial en los planes del grupo fue en diciembre y todos daban por hecho que sería el último. De hecho, las dudas versaban más bien sobre si acelerarán el ritmo ante amenazas arancelarias e incluso de sanciones de Donald Trump que apuntó directamente al cártel exigiendo que bajen los precios.
Actualmente, el cártel está restringiendo cerca del 5,7% del suministro mundial para mantener los precios del barril elevados. Sin embargo, por el momento, esto no está siendo suficiente para recibir un golpe por partida doble. Por un lado, los precios del barril han seguido cayendo y ya cotizan en los 75 dólares (precio de referencia europeo) gracias al empuje de la producción de EEUU y la menor demanda de lo esperado. Por su parte, al frenar su producción están perdiendo cuota de mercado, que ya se ha reducido por debajo del 30%.
Sin embargo, la propia OPEP reconoce que hay grandes riesgos de la mano de EEUU y las medidas de Donald Trump. La semana pasada el cártel publicó un informe en el que comentaban que «las medidas del republicano añadieron más incertidumbre a los mercados, lo que tiene el potencial de crear desequilibrios entre la oferta y la demanda que no reflejan los fundamentos del mercado y, por lo tanto, generan más volatilidad». El aviso del cártel se produce después de que Trump haya lanzado un mensaje a la OPEP, en el arranque de su mandato como presidente, exigiendo que se bajen los precios del crudo, para que así el mundo entero pueda bajar los tipos de interés. Ahora, el choque entre el músculo petrolero estadounidense y el de la OPEP parece inevitable, un conflicto que en el pasado no ha dejado en buen lugar a las potencias del cártel, que dependen de sus ingresos por la venta del petróleo para poder cuadrar sus cuentas públicas.
En cualquier caso, incluso si la OPEP no se mueve, todo parece indicar que el suministro global de petróleo parece bien abastecido. Según los últimos datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) incluso sin movimientos de su parte habría un superávit petrolero de 450.000 barriles diarios. Desde la OPEP son algo más optimistas con la materia prima y en su informe de la semana pasada hablaban de un consumo mundial subiendo en 1,4 millones de barriles diarios al año gracias a los países emergentes, que aportarán la práctica totalidad de esta subida. Por su parte ellos creen que los países fuera de su grupo solo sumarán 1 millón de barriles diarios más que el año pasado. Dando más margen para un mercado estrecho y equilibrado.
Esta situación ha llevado a agencias como JP Morgan y Citigroup a dar por hecho que veremos el barril bajo la frontera de los 60 dólares antes de que acabe 2025. Desde Scope Ratings son algo más moderados pero tienen claro que el barril será más barato de lo que se vivió en 2024. «Esperamos que el precio del petróleo Brent caiga, situándose de media entre 65 y 75 dólares por barril, por debajo de los 81 dólares por barril de 2024» comenta Marlen Shokhitbayev, analista de la agencia. Si bien reconoce que «mucho dependerá de la capacidad de la OPEP para prorrogar o incluso profundizar los recortes» la realidad es que la fortaleza de los países fuera del cártel es demasiado grande. «Prevemos que la producción de países no pertenecientes de la OPEP aumente 1,5 millones de barriles diarios en 2025″ es decir, lo mismo que en 2024».
Esto además se suma a las tensiones que hay dentro de la misma OPEP donde mantener los recortes está siendo duro para muchos países y generando conflictos entre Arabia Saudí, el líder del grupo y que más está sacrificando por mantener alto el precio del barril y países como Irak, que han sido llamados al orden ante el incumplimiento de las cuotas. Aunque de momento parecía que Bagdad ya había entrado en vereda, la realidad es que se atisba una nueva amenaza en el horizonte: el despegue de las exportaciones kurdas.
Las autoridades del Kurdistán iraquí han anunciado que esperan que las exportaciones de petróleo vuelvan al mercado este mismo mes de marzo. El mismo ministro de Energía, Hayyan Abdul Ghani, ha dicho este mismo lunes que «si Dios quiere las exportaciones podrían volver la semana que viene».
En 2023 los flujos se detuvieron por completo tras una disputa financiera entre Bagdad y Turquía. El oleoducto que une el Kurdistán con su vecino es el único camino por el que pueden avanzar los 300.000 barriles diarios de la región. Esta vuelta a la acción puede ser una bomba de relojería para la OPEP. «Si los flujos se reanudarán, complicaría los problemas en torno a la producción iraquí y su cumplimiento de los objetivos de producción en el marco del acuerdo de la OPEP+», comentan los expertos de ING.