
De América vino la patata, el maíz, el tabaco… y ahora llega a raudales el petróleo. Buena prueba de ello es España, donde EEUU se ha convertido en el principal proveedor de crudo, según revelan los últimos datos. Pero esto es sin más una anécdota, porque América en su conjunto está inundado el mercado de petróleo y ‘comiéndose’ a la OPEP y sus aliados. El dominio del petróleo ya no pertenece exclusivamente a la OPEP+ (la OPEP más Rusia y otros países satélites de Moscú). En el vasto tablero energético global, América ha tomado la delantera como la gran potencia productora de crudo. EEUU, Canadá, Guyana, Brasil y Argentina están marcando el pulso de la oferta mundial, mientras el poder de la OPEP+ se erosiona lentamente, perdiendo protagonismo frente a la creciente producción no controlada por el cartel. La Agencia para la Información Energética de EEUU (EIA por sus siglas en inglés) lo deja claro: «Pronosticamos que el crecimiento de la producción de petróleo y otros líquidos en 2025 y 2026 estará liderado por países fuera de la OPEP+». Es más, el crudo producido fuera del cártel alcanzará casi el 60% de toda la oferta global, una gran diferencia respecto a las décadas de los 70, cuando las proporciones eran las inversas.
El ascenso de América en el mercado petrolero es irrefutable. Al igual que Rusia y Arabia Saudí (núcleo de la OPEP+) son grandes productores y cuentan con varios países ‘satélite’ que respaldan sus decisiones en el mercado de crudo, EEUU está logrando algo similar por casualidad y sin intención: EEUU, Canadá, Guyana, Argentina… se han convertido en las estrellas del mercado petrolero americano por las fuerzas del mercado, sin establecer una cooperación o cartelización. Aunque esto es una historia de idas y venidas, parece que la libre competencia está venciendo, por ahora, a la cartelización de la OPEP y sus aliados.
Mientras la producción total de crudo y líquidos creció en apenas 0,6 millones de barriles diarios (b/d) en 2024, se espera que aumente en 1,9 millones de b/d en 2025 y en 1,6 millones de b/d en 2026, impulsada por las operaciones en el hemisferio occidental. «El crecimiento de la producción proviene principalmente de cuatro países de América: Estados Unidos, Guyana, Canadá y Brasil», subraya la EIA. Frente a esto, el incremento de la producción en la OPEP+ será mínimo: apenas 0,1 millones de b/d en 2025 y 0,6 millones de b/d en 2026, reflejo del continuo ajuste de la oferta que mantiene el grupo.

El epicentro de esta transformación es EEUU, que sigue consolidándose como el mayor productor mundial de crudo y líquidos (se incluye productos refinados del petróleo). En 2024, la producción estadounidense alcanzó 13,2 millones de b/d, gracias a la mejora en la eficiencia con un menor número de plataformas activas. «Estimamos que la producción de petróleo en Estados Unidos crecerá en 0,6 millones de b/d en 2025 y en 0,5 millones de b/d en 2026, con la cuenca del Pérmica representando aproximadamente el 50% de la producción total», destaca la EIA. Este crecimiento no solo compensa la contracción en otras regiones, sino que fortalece el liderazgo energético estadounidense.
El petróleo de Guyana y Canadá
Pero EEUU no es el único protagonista en esta revolución. Canadá, que en 2024 se posicionó como el cuarto mayor productor mundial, verá un aumento de 0,3 millones de b/d en 2025 y de 0,2 millones de b/d en 2026, impulsado por la expansión del oleoducto Trans Mountain, que facilitará la exportación de crudo desde Alberta hasta la costa oeste del país. Brasil, por su parte, también jugará un papel clave con la incorporación de nuevas unidades flotantes de producción y almacenamiento (FPSO) en la Cuenca de Santos. «Esperamos que estos nuevos proyectos incrementen la producción de líquidos en Brasil en 0,1 millones de b/d en 2025 y en 0,2 millones de b/d en 2026», afirma la EIA.
Guyana es otro de los actores emergentes en esta transformación del mercado. Con el inicio del proyecto Yellowtail en el bloque Stabroek, la producción de este pequeño país sudamericano aumentará 0,2 millones de b/d en 2025 y 0,1 millones de b/d en 2026, con la expectativa de que el bloque alcance una capacidad de producción de 1,3 millones de b/d para 2027. Este crecimiento sitúa a Guyana como una de las nuevas promesas en el sector energético global. Nunca un país tan pequeño ni con tan pocos habitantes (unos 800.000) logró desarrollar una industria petrolera tan rápido y de tanto éxito.

En contraposición, la OPEP+ enfrenta un escenario de progresiva pérdida de influencia. La producción del cartel representó el 47% de la oferta mundial en 2024 y se espera que caiga al 46% en 2025 y 2026, lejos del 53% que ostentaba en 2016, cuando el grupo ampliado se consolidó. «Los recortes voluntarios de producción anunciados en 2023 seguirán vigentes hasta finales de 2026, lo que limitará el crecimiento del suministro de la OPEP+», indica la EIA. A pesar de la gradual recuperación de su producción, con un aumento de 0,1 millones de b/d en 2025 y 0,6 millones de b/d en 2026, la falta de dinamismo en comparación con el crecimiento de los productores no alineados con el cartel reduce su peso en el mercado.
Arabia Saudí y Rusia lideran la OPEP+
Dentro de la OPEP+, Arabia Saudí y Rusia continúan liderando la producción, aunque con restricciones. En 2024, el reino saudí bombeó 9 millones de b/d, un 13% menos que en 2022, debido a los recortes voluntarios acordados por el grupo. Rusia, por su parte, produjo 9,2 millones de b/d, consolidándose como el mayor productor dentro del cartel. Otros países como Irak (4,4 millones de b/d), Emiratos Árabes Unidos (2,9 millones de b/d) y Kuwait (2,5 millones de b/d) completan la lista de los principales productores de la OPEP+.
El equilibrio de fuerzas en el mercado petrolero está cambiando. América, con su creciente producción, está desplazando la hegemonía que la OPEP+ ejerció durante décadas. Mientras el grupo de productores liderado por Arabia Saudí y Rusia mantiene restricciones y busca sostener los precios mediante recortes, la producción estadounidense y la de sus vecinos sigue en ascenso, garantizando un flujo constante de crudo al mercado global. «El peso de la OPEP+ en la producción mundial continúa disminuyendo, mientras la oferta de crudo en América sigue expandiéndose», concluye la EIA.
El futuro del mercado energético se perfila cada vez más descentralizado, con América como el nuevo epicentro del crecimiento petrolero. La OPEP+ se enfrenta a un desafío existencial: adaptarse a la nueva realidad o ceder, de manera irreversible, su dominio sobre la industria del crudo.