Eva María creció en un lugar de paso, en el kilómetro 285 de la carretera A-2. Sus padres compraron una antigua venta en Épila, Zaragoza, y la convirtieron en un área de servicio. Sus profesores particulares eran los camioneros, que le preguntaban la tabla de multiplicar cuando se sentaba con ellos a la mesa a comer el reparador plato caliente del día después de horas conduciendo.
Del 1 al 10 y entre comidas y cenas caseras -legumbres, pucheros, codillo- Eva María aprendió a multiplicar hasta llegar a la universidad. Su carrera de Logopedia clínica fue, sin embargo, un camino de ida y vuelta, porque volvió al kilómetro 285 para dedicarse al negocio familiar, el restaurante El Navarro.
“Veías casi todos los días a los camioneros, en un ambiente muy familiar, alguno incluso vino a mi boda”, recuerda Eva María, que a través del teléfono explica su oficio a Newtral.es desde una sala del área de servicio, a pesar de la mala cobertura. “Te puedo contar cómo ha cambiado el transporte desde el año 86 hasta ahora”, dice.
Áreas de servicio y autopistas: un servicio básico
La de Eva María es solo una de las 132 áreas de servicio que se pueden encontrar en los bordes de las vías rápidas españolas. Además de las áreas de descanso, son 57 en las autopistas y 75 en las autovías, tal y como indica el Ministerio de Transportes.
Según la Orden Circular 320 del año 1994, el conductor debe encontrar un área de servicio cada 20 kilómetros como mínimo y 60 como máximo, ya que, dice la normativa, la “demanda social exige algo más que una buena carretera”.
Desde 1994 estas zonas colindantes a las autovías y autopistas, deben estar incluidas en los proyectos de obra de carretera, explotadas a través de licencias que se conceden por concurso y deben estar “diseñadas expresamente para albergar instalaciones y servicios destinados a la cobertura de las necesidades de la circulación, pudiendo incluir estaciones de suministro de carburantes, hoteles, restaurantes, talleres de reparación y otros servicios.” continuar leyendo en la publicación