El analista canadiense de origen checo ofrece un baño de realismo a los activistas climáticos en su nuevo libro: la transición energética va con retraso… y cambiar de rumbo exige sacrificios que sólo aceptaría una minoría insignificante

  • DNO: «Al ser el primer hallazgo, esto genera un nuevo punto de partida»
  • Se creía que el ‘cinturón seco’ no tenía hidrocarburos de calidad ni comerciables
  • A partir de ahora, las petroleras empezarán a tener en cuenta esta zona del mar

 

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El petróleo llama al petróleo, algo que parece lógico, puesto que el crudo suele encontrarse en formaciones o acumulaciones relativamente cercanas. Pero este caso es un tanto singular, puesto que el descubrimiento de petróleo anunciado esta misma semana se ha producido en un lugar conocido como ‘cinturón seco’, de forma despectiva, precisamente porque se creía que no albergaba bolsas de petróleo ni de gas, es decir, que estaba ‘seco’. Durante años, este pedazo del Mar del Norte ha sido ‘ninguneado’ por las empresas petroleras. Sin embargo, una vez que las zonas más jugosas se han ido agotando, los buques de exploración y perforación han comenzado a mirar con otros ojos a este ‘cinturón seco’. El último bombón, aunque sea el de naranja amarga que nadie quiere, goza de una atracción especial, puesto que es el último. Algo así es lo que ha sucedido con el ‘cinturón seco’.

Noruega tiene las reservas de petróleo probadas más grandes de Europa occidental, con algo más de 8.000 millones de barriles de crudo. Sin embargo, la rápida extracción de los yacimientos más rentables está empezando a poner techo a la producción de crudo de Noruega, que ahora tiene problemas para mantener el bombeo de petróleo en la zona de los dos millones de barriles diarios. Los grandes yacimientos como el de Johan Sverdrup han llegado a su tope de producción (755.000 barriles diarios) y ahora comienzan un lento declinar, anunciando el principio del fin de una era en Noruega. Por suerte, el Gobierno del país nórdico ha acumulado la mayor parte de esta riqueza en un fondo soberano muy bien gestionado y que tiene un patrimonio de alrededor de 1,4 billones de dólares.

Por si acaso, Noruega sigue buscando crudo en el Mar del Norte en un intento por retrasar lo máximo posible lo inevitable. En estas búsquedas que no parece que vayan a generar grandísimas alegrías se ha producido este curioso hecho. Un nuevo hallazgo de petróleo en una zona en la que se creía que no había nada. Además, el crudo encontrado se encuentra en una zona del lecho marino más superficial de lo que se pensaba. Se ha encontrado ‘oro negro’ en un lugar inesperado.

La empresa noruega DNO ha descubierto petróleo en un nuevo yacimiento dentro de la licencia PL1086, en el que la empresa posee una participación operativa del 50% (el resto está en manos de Aker BP (20%), Petoro (20%) y Source Energy (10%)). Según las estimaciones preliminares de DNO, el descubrimiento de petróleo ligero, realizado en areniscas del Paleoceno de buena calidad de yacimiento, contiene recursos recuperables brutos en el rango de 27 a 57 millones de barriles de petróleo equivalente (boe).

El punto de partida de algo mayor

«Como es la primera vez que se encuentra petróleo en la Formación Vale en el sector noruego, el descubrimiento se considera un punto de partida», añade el comunicado en la página web de la empresa. Tras haber hallado petróleo en una zona sin explorar, esto puede ser el comienzo de algo mucho más grande o quizá todo quede en pura casualidad. Ahora, las empresas mirarán de otra forma al llamado ‘Dry Belt’ o ‘cinturón seco’. «El pozo tenía dos objetivos de exploración, un prospecto más profundo (Falstaff) donde no se encontró ningún yacimiento y una prospección más superficial (Othello) donde se encontró un yacimiento neto de petróleo de 16 metros. Este descubrimiento se confirmó posteriormente en una desviación». El hallazgo se ha realizado con una jack-up rig o plataforma petrolera móvil.

Sorprendentemente, la prospección más superficial ha hallado petróleo al este de la cuenca conocida como ‘Dry Belt’, donde sea creía que no había petróleo de suficiente calidad para extraerse y comercializarse. «En los últimos años, la industria había mostrado poco interés en la exploración en esta área, que se ha llamado despectivamente ‘el cinturón seco'», asegura DNO en el comunicado. «Junto con sus socios, DNO ya está considerando vincular el descubrimiento a la infraestructura existente, con el centro Ekofisk de ConocoPhillips a unos 40 kilómetros al oeste y el centro Valhall operado por Aker BP a unos 55 kilómetros al suroeste».

Noruega y el petróleo: una historia de ‘amor’

Pese a que estos descubrimientos ya son menores, la historia petrolera de Noruega no tiene desperdicio. Es una suerte de relato fascinante que mezcla escepticismo, audacia y un éxito inesperado que transformó por completo la economía y el destino del país. En los años 50, pocos podían imaginar que el subsuelo del mar que bordea la costa noruega ocultaba una riqueza incalculable. Incluso el Servicio Geológico de Noruega descartaba la posibilidad de encontrar grandes cantidades hidrocarburos, según revelan páginas oficiales del Gobierno. Sin embargo, el descubrimiento del gigantesco yacimiento de gas Groningen en los Países Bajos en 1959 encendió la chispa de la curiosidad, llevando a empresas extranjeras a explorar el Mar del Norte. En 1963, Noruega proclamó su soberanía sobre la plataforma continental, sentando las bases legales para una industria que, en ese momento, parecía más un sueño que una realidad.

El giro histórico llegó en diciembre de 1969, cuando la empresa Phillips Petroleum anunció el descubrimiento de Ekofisk, uno de los mayores campos de petróleo offshore jamás encontrados. Este hallazgo marcó el inicio de la era dorada del petróleo noruego. La producción en Ekofisk comenzó en 1971 y, en los años siguientes, se sumaron otros yacimientos icónicos como Statfjord, Troll y Gullfaks, que consolidaron la reputación de Noruega como una potencia energética global. El país no solo aprovechó estos recursos, sino que desarrolló una estrategia estatal única: mantener un 50% de propiedad en todas las licencias de producción, garantizando que las riquezas del subsuelo beneficiaran directamente a su sociedad. Esta visión culminó con la creación de empresas como Statoil (hoy Equinor) y el modelo de participación estatal directa, pilares del éxito económico del país.

Con el paso de los años, Noruega expandió su industria petrolera hacia el Mar de Noruega y el Mar de Barents, zonas que comenzaron a producir en las décadas de 1990 y 2000, respectivamente. Aunque los grandes campos del inicio muestran signos de declive, nuevos yacimientos más pequeños han mantenido la producción estable, diversificando las operaciones y extendiendo la vida útil de la industria. Esta transición ha sido gestionada con un enfoque sostenible y estratégico, lo que ha permitido que el petróleo y el gas sigan siendo una fuente clave de ingresos sin comprometer el equilibrio ecológico del país. Este último hallazgo de crudo en el ‘Dry Belt’ es una muestra más de que la industria del país no se rinde ante la evidencia de que el petróleo ‘fácil’ se está agotando. Quién sabe si esta vez no volverá a suceder lo mismo que hace 70 años y que donde se creía que no había crudo termina encontrándose un tesoro.

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