• El precio del barril de Brent ha pasado de rozar los 83 dólares a perder los 75
  • Los aranceles y la oferta esperada aplastan el repentino auge de la demanda invernal
  • Aceituno: «El petróleo podría caer hasta los 65 dólares en los próximos dos meses»

 

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Viaje de ida y vuelta en unos pocos días. La cotización del petróleo Brent ha pasado de alcanzar los 82 dólares a mediados de enero a caer a la zona de los 74 dólares esta misma semana, tocando mínimos de todo 2025. Todo ello pese a que la demanda ha despertado con una fuerza inusitada (el invierno está siendo muy frío en EEUU y Canadá) y las sanciones sobre Rusia no paran de endurecerse. Un invierno muy frío en algunas de las economías más grandes del mundo y la recuperación del consumo de crudo en otras partes ha llevado a que la demanda agregada de petróleo supere en varios cientos de miles, lo que se había pronosticado hace tan solo unos meses. Lo cierto es que los inversores están anticipando algo diferente o, al menos, no otorgan una larga duración a este boom de la demanda. El mercado parece descontar que la vuelta del petróleo de la OPEP (la vuelta de los recortes), la mayor producción en EEUU (con las políticas de Trump), la llegada a la fiesta del crudo de Argentina y los aranceles (con su impacto en la economía) dejarán un mercado inundado de petróleo que ‘aplastará’ el crecimiento de la demanda. Algunos expertos ven el crudo en 60-65 dólares en tan solo dos meses.

El precio del crudo cayó este miércoles con intensidad hasta poner en peligro los 74 dólares por barril. El descenso se produjo después de que se publicará un notable incremento de los inventarios en EEUU (más de 8,5 millones de barriles de crudo). De este modo, los precios del petróleo crudo han caído a su nivel más bajo desde el 31 de diciembre de 2024, ante la previsión de una mayor oferta de crudo global (la AIE sigue hablando de superávit en el mercado) y en medio de la escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Los inversores temen que el crecimiento económico mundial se desacelere, lo que impactaría la demanda energética futura, especialmente en China, el mayor importador de petróleo del mundo. A estas preocupaciones se suma el aumento inesperado de los inventarios de crudo en Estados Unidos, lo que sugiere una menor demanda en el mercado.

Este martes, la Comisión de Aranceles del Consejo de Estado de China anunció nuevos gravámenes del 15% sobre el carbón y el gas natural licuado (GNL) procedentes de Estados Unidos, además de un 10% de aranceles sobre el petróleo crudo estadounidense, maquinaria agrícola y ciertos vehículos, con entrada en vigor el 10 de febrero. La reacción del mercado no se hizo esperar: el miércoles, los futuros del crudo West Texas Intermediate (WTI) cayeron un 2,3%, hasta 71 dólares por barril, mientras que el Brent descendió un 2,09%, situándose en 74,61 dólares. Este jueves, el petróleo intenta recuperar algo el ritmo con tímidas subidas del 0,5%. De este modo, el petróleo se ha desplomado un 8,5% desde máximos anuales, es decir, en cosa de 15 sesiones el crudo ha perdido siete dólares por barril.

La demanda es fuerte, pero la oferta que viene más

Estas fuertes caídas y previsiones contrastan con las informaciones que habían inflado el precio del oro negro durante el primer mes del año. JP Morgan, que maneja los mejores datos en tiempo real sobre demanda de crudo, señaló en un informe reciente que «en enero, la demanda mundial de petróleo se disparó hasta los 101,5 millones de barriles diarios (mbd), lo que supone un sólido aumento interanual de 1,5 mbd y supera nuestras proyecciones mensuales en 200.000 barriles diarios. Las primeras señales son prometedoras y apuntan a que este impulso ascendente se mantendrá hasta febrero, impulsado por el frío del invierno estadounidense y la agitada escena turística en Asia», aseguraban los expertos del mayor banco de EEUU.

El apetito por el combustible para calefacción está aumentando en EEUU, y la demanda media de destilados en cuatro semanas ha alcanzado cotas no vistas desde marzo de 2022. Mientras tanto, en Asia, los volúmenes de viajes de las vacaciones de Año Nuevo de China durante el período de 17 días que comenzó el 19 de enero se dispararon un 8% en comparación con el año pasado, superando el pronóstico oficial del 7%. En la India, el fervor de los viajes se extiende hasta febrero, impulsado por una peregrinación religiosa que se prevé que atraiga a 450 millones de devotos entre enero y febrero, según las estimaciones del gobierno. Sin embargo, los inventarios de crudo se han disparado en EEUU durante esta semana, mientras que el precio del petróleo ha corregido con gran intensidad: algo huele a podrido en el petróleo.

Este sentimiento se ha visto avivado por los datos de inventarios de EEUU publicados este miércoles. Hasta ahora estos habían sido un motivo de preocupación, pues estaban cayendo. Ahora, con las nuevas perspectivas vuelve la dinámica habitual que la misma EIA comentaba en su informe de cara a 2025. Según el mismo, el Brent caería hasta los 74 dólares de media en 2025 (un 8% menos que en 2024) y luego le seguiría una caída del 11% extra hasta los 66 dólares el barril.

 

El motivo de esta tendencia es que, si bien la producción mundial relajaría su crecimiento al sumar solo 1,8 millones de barriles diarios (con EEUU sumando solo un crecimiento de 300.000), habría suficiente espacio para un superávit dada la demanda y, particularmente, el fin de los recortes de la OPEP. «Prevemos que el cártel produzca menos de lo establecido en su plan de producción, pero aumentará su producción».

El grupo se ha reunido precisamente esta semana y ha respaldado los planes de ir acabando con los recortes autoimpuestos de producción poco a poco. Este plan estaba trazado para empezar en septiembre, pero, tras tres retrasos ante los bajos precios del barril, parece que finalmente será en abril cuando empiece el aterrizaje de la OPEP. El grupo está restringiendo cerca del 5,7% de todo el suministro mundial con 5,8 millones de barriles fuera del mercado. Ahora el grupo buscará evitar perder más cuota de mercado volviendo a inyectar más crudo, una dinámica que beneficiará el suministro y los precios. Cada mes el grupo irá inyectando 138.000 barriles diarios más según sus planes.

Antonio Aceituno, director General de Tempos Energía, ve el barril bajando hasta la zona de los 60 dólares. «La clave de bóveda se concentra en que la fortaleza a corto plazo que el complejo petrolero había encontrado con las sanciones impuestas a Rusia ha sido prácticamente contrarrestada por los aranceles entrantes del presidente Trump, a lo que se suma la debilidad de China y el mantenimiento de los recortes voluntarios por parte de la OPEP»,

El baile de los aranceles se inclina hacia el petróleo

En cualquier caso, los aranceles están favoreciendo, en opinión de los analistas, un equilibrio favorable de un crudo a la baja. El motivo principalmente es que los gravámenes que parecían generar un riesgo alcista, los que iban contra Canadá, parecen disolverse a medida que desde Ottawa se avienen a negociar. Sin embargo, los que se mantienen rígidos son los de China, que prometen dos cosas fundamentales. En primer lugar, un daño económico mutuo que frene más la demanda mundial y, en segunda instancia, un desvío de los envíos que van hacia el gigante asiático y que, por tanto, bajen los precios en el resto de mercados.

 

Canadá y México representaban un 70% de las importaciones petróleo de EEUU, un crudo que se refinaba en lugares como Texas para venderse al resto del mundo. Por lo tanto, los aranceles a estos dos países «podrían manifestarse alternando tanto la producción como el comercio de petróleo» comentan desde Capital Economics. Esta firma prosigue alegando que «aumentarían los precios de los insumos para las refinerías del petróleo canadiense y se encarecerían las exportaciones de EEUU». Por lo tanto, al evaporarse la amenaza de una disrupción de la cadena de producción que está integrada entre los tres países, el mercado energético respira.

John Plassard, analista de Mirabaud comenta que «los precios del crudo están cayendo debido a la escalada de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. China ha respondido a los aranceles estadounidenses imponiendo gravámenes al carbón, el GNL y el crudo de Estados Unidos, lo que hace temer un debilitamiento de la demanda mundial. Al mismo tiempo, la OPEP+ confirmó su intención de aumentar gradualmente la producción de petróleo a partir de abril».

Desde Oxford Economics comentan que «solo con los aranceles anunciados reducirán un 0,7% el crecimiento del PIB de Estados Unidos. China, Canadá y México se verían incluso más afectados«. A pesar de que los dos últimos países han podido suspender la guerra arancelaria llevando 10.000 efectivos cada uno a sus fronteras y empezando negociaciones para un nuevo acuerdo comercial, China ha redoblado el enfrentamiento con aranceles del 10% al 15% en una batería de productos que incluye, precisamente, al gas y al petróleo. Este último apartado tiene un impacto muy sensible en el mercado dado que, según Bloomberg, ya se están revendiendo los contratos de envíos de petróleo a China.

Por su parte, Aceituno comenta que «los mercados esperan que los aranceles propuestos aumenten los precios del combustible para los estadounidenses y afecten al crecimiento económico mundial, junto a merma en la demanda de energía».

Un gran peligro llamado Irán

Sin embargo, este equilibrio en el que parece que el petróleo está atrapado en una espiral bajista entre la baja demanda y la mayor producción de fuera y dentro de la OPEP, la realidad es que hay una gran amenaza en el horizonte que puede frustrar esta realidad: Irán. Los principales analistas defienden que el principal peligro para un repunte en los precios del barril es una guerra de sanciones de EEUU con la república teocrática, algo que ya ocurrió en su primer mandato y que Donald Trump está poniendo encima de la mesa las últimas semanas.

El republicano ha afirmado que empezará a trabajar desde ya en un acuerdo nuclear con Irán. Este mismo martes firmó en el Despacho Oval un memorando que instauraba «una política de máxima presión» sobre el país persa. Esta medida pasaba los limitar las exportaciones de petróleo y dejaba la puerta abierta a un endurecimiento de las sanciones. Desde Goldman Sachs explicaban que volver a unas medidas agresivas retiraría del mercado cerca de 1,5 millones de barriles diarios.

«Trump impuso sanciones en su primer mandato que no fueron levantadas por Biden, pero que no se aplicaron de forma estricta» comentan los analistas de ING. «La reducción de los flujos desde Irán no ayudará a reducir los precios del petróleo, algo que el presidente Trump está muy interesado en lograr. Necesitaría ver a la OPEP aumentar la producción de petróleo para compensar las posibles pérdidas iraníes», sentencia este experto.

Sin embargo, el peso de Irán va mucho más allá de su propia producción, pues podría influir en sus socios en la OPEP para tomar represalias en conjunto. Este mismo miércoles, el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, instó a los miembros del cártel a unirse contra posibles sanciones estadounidenses. Desde Pepperstone comentan en declaraciones a Reuters que «si se vuelven a imponer sanciones (a Irán) la restricción de la oferta resultante podría sostener el impulso alcista de los precios del petróleo».

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