La petrolera reivindica su apuesta por combinar inversiones verdes con el refuerzo de su negocio tradicional, en plena batalla del ‘greenwashing’ contra Iberdrola

La batalla del greenwashing ha irrumpido hoy de lleno en la Junta de Accionistas de Repsol. Josu Jon Imaz, CEO de la energética, arremetió duramente contra grupos ecologistas, como Greenpeace o Finanzas Éticas, que acudieron a la cita anual de la petrolera en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid para denunciar su política ambiental. «Ustedes son los responsables, desde su dogma y su defensa de intereses como los del lobby eléctrico, del incremento de emisiones de CO2 en el mundo en estos momentos», ha acusado Imaz.
Visiblemente cabreado, el ejecutivo ha desgranado las consecuencias de un frenazo en la producción europea de petróleo y gas: «No hace falta ser doctor en Economía en Harvard para saber que el precio va a aumentar y eso no impacta en esta casa, sino en las familias europeas y en la industria». «No es ético cerrar los ojos ante la realidad de familias y empresas que no pueden pagar las facturas», ha clamado.
Tanto el CEO como el presidente de Repsol, Antonio Brufau, han encontrado en la Junta de este año un altavoz para reivindicar su posición en el gran debate que vive el sector. El enfrentamiento entre petroleras, como Repsol, que respaldan combinar todas las fuentes de energía disponibles para descarbonizar, y eléctricas, como Iberdrola, que defienden la electrificación como el único camino de la transición ecológica.
«En Europa somos expertos en regularlo todo y en prohibirlo casi todo, pero ese no es el camino», ha aseverado Brufau, quien ha erigido su discurso en torno las conclusiones del informe sobre el futuro del mercado único que el Consejo Europeo encomendó al ex primer ministro italiano, Enrico Letta. Así, Brufau ha defendido que el «determinismo» ecológico de Europa está comprometiendo su competitividad frente a gigantes como China o Estados Unidos: «Cada día que pasa la UE pierde poder político y económico. Mientras Bruselas aplica el palo, EEUU aplica la zanahoria«.
Todo hacía indicar que la polémica del greenwashing iba a tener un papel relevante en la Junta de la energética, sobre todo, después la reciente resolución de las dos demandas que Iberdrola y Repsol se han cruzado en Autocontrol, la autoridad nacional de la publicidad. Por ahora, Repsol se ha anotado dos victorias en este pulso, aunque todavía está pendiente de resolver la demanda que Iberdrola interpuso el pasado febrero contra la petrolera en el Juzgado Mercantil de Santander. Brufau reaccionó a las críticas de uno de los grupos activistas deslizando que este venía de parte de «los de las corbatas verdes», en clara alusión a la eléctrica que preside Ignacio Galán.
Si algo ha dejado claro Imaz este viernes es que la multinacional no va a renunciar, al menos en el medio plazo, a su negocio tradicional, la exploración, producción y refino de combustibles fósiles.
El primer ejecutivo de la energética ha reivindicado que la hoja de ruta del grupo pasa por «maximiza» dicha actividad, con el objetivo de generar más de 5.000 millones de euros de caja entre 2024 y 2027. En paralelo, la energética impulsará la rama de combustibles renovables, hasta alcanzar una velocidad crucero de producción de 1,7 millones de toneladas anuales de estos productos en tres años.
«Vamos a seguir con nuestra apuesta de descarbonización porque estamos convencidos de que es la forma de generar valor para los accionistas, pero, al mismo tiempo, vamos a seguir produciendo petróleo y gas porque el mundo los necesita«, zanjó Imaz. Sin titubeos.