
Parece que el viento empieza a soplar en contra del coche eléctrico. Ya tenemos la primera marca que da marcha atrás, a pesar de haber asegurado que sería totalmente eléctrica en 2030.
Hace varios años, muchos fabricantes de automóviles empezaron a diseñar estrategias a medio o largo plazo en la que el coche eléctrico cobraba un protagonismo casi absoluto y anunciaron fechas para producir únicamente vehículos a baterías. Sin embargo, parece que el viento ha dejado de soplar a favor y ya hay una marca que da marcha atrás.
Aquellos anuncios optimistas se han convertido en brindis al sol en algunos casos. Algunas marcas como Mercedes y Audi se han visto obligadas a modificar su hoja de ruta en clave eléctrica y ahora hemos conocido el caso de Cadillac.
El fabricante estadounidense, que cuenta con una alta reputación en su país, ha hecho un importante esfuerzo para desarrolla una gama de modelos totalmente eléctricos. Tiene el Cadillac Lyriq, que parece tener una demanda prometedora como SUV de lujo y también llegará a Europa.
Más adelante será el turno del Cadillac Escalade IQ y el Cadillac Celestiq, una berlina de lujo con un espectacular diseño shooting brake con la que Cadillac quiere competir con marcas como Rolls-Royce y Bentley.
La primera marca de coches que se la juega y da marcha atrás con el coche eléctrico
En 2021, Cadillac anunció sus planes para convertirse en marca 100% eléctrica en 2030, siguiendo la tendencia de otras compañías. Y parecía que todo marchaba bien para conseguir ese objetivo. Sin embargo, la marca ha dado marcha atrás y ya no renuncian a seguir fabricando coches de combustión.
Según explicó a Automotive News el vicepresidente de Cadillac, John Roth, «ofreceremos una gama totalmente eléctrica a finales de la década y dejaremos que el cliente sea nuestro guía».
Es decir, que ahora Cadillac parece dejar la pelota en el tejado de los clientes. Si éstos siguen queriendo motores de gasolina, los tendrá. Este movimiento supone un cambio notable de rumbo con respecto a lo anunciado hace tres años. En aquel momento, el que ocupaba el cargo de vicepresidente, Rory Harvey, aseguró que “no venderemos motores de combustión interna».