La empresa alavesa Zigor instala en una gasolinera aislada de la red un innovador sistema inteligente que gestiona y almacena energía procedente de distintas fuentes de alimentación

La electrificación del transporte es uno de los factores más importantes para descarbonizar la economía y lograr la neutralidad climática que, según la Comisión Europea, deberíamos alcanzar de aquí a 30 años. Ese es el plazo que también da el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que ya ha iniciado su andadura en el Congreso, para que los coches de gasolina y diesel desaparezcan de nuestras carreteras. Para alcanzar este objetivo, el texto recoge medidas para acelerar el desarrollo de las infraestructuras de recarga eléctrica, empezando por los edificios de nuevas constricción y las estaciones de servicio con mayor volumen de venta, que representan en la actualidad el 10% de las 11.600 de conforman la red.

Pero que una gasolinera pase a ser también una electrolinera no es siempre sencillo. Dejando a un lado los largos trámites administrativos y la dudosa rentabilidad inmediata de la inversión, en muchas la posibilidad de ofrecer cargas rápidas y simultáneas a varios vehículos (y de diferente tipo) está muy limitada porque carecen de la potencia eléctrica necesaria, algo que en ocasiones está condicionado por la ubicación geográfica. Lo saben bien en Pozorrubielos de la Mancha, localidad conquense donde l estación de servicio queda totalmente aislada de la red, lo que gracias a la empresa alavesa Zigor ya no impide que cuente con tres cargadores para coches eléctricos. La empresa, especializada en soluciones para el ahorro energético, ha instalado en ella un sistema inteligente que integra y gestiona distintas fuentes de generación eléctrica para cubrir las necesidades de la estación de servicio de la manera más eficiente en cada momento.

«En España muchas gasolineras se levantaron con una potencia básica que apenas atendía el funcionamiento de los surtidores y una pequeña oficina para el cobro. Pero con los años, esas instalaciones se han ido ampliando con restaurantes, tiendas de cortesía o zonas de esparcimiento, de modo que la instalación eléctrica se fue quedando obsoleta», explica Iñigo Segura, consejero delegado de la empresa alavesa.

Para evitar cortes de suministro en los momentos de mayor consumo, estas gasolineras tienen dos opciones. La directa sería modificar la instalación eléctrica para ampliar el contrato de suministro, lo que dependiendo de su localización puede incluso exigir la instalación de una línea. La otra, contar con equipos electrógenos propios, generalmente alimentados con gasoil. La primera es difícilmente amortizable y la segunda incrementa las emisiones de CO2 a la atmósfera, lo que la convierte en una solución inviable si lo que queremos es precisamente resultar menos contaminantes.

Ahora hay una tercera alternativa, la que Zigor ha dado a los responsables del área de servicio La noguera de Pozoseco para que ésta pueda combinar dos fuentes de generación (un equipo electrógeno y una instalación fotovoltaica de paneles solares) y otra de almacenamiento y alternarlas en función de las necesidades de cada momento. «La gran innovación es la implementación de un sistema autónomo programable que optimiza el rendimiento. Toda la instalación se controla desde un software propio, que monitoriza las cargas, la gestión del grupo electrógeno, la vigilancia y recargas en profundidad de las baterías. Asimismo, analiza, mide y registra todos los datos de la radiación solar, las temperaturas -tanto de los módulos como del ambiente- y verifica que la producción solar se corresponde con estos valores medidos. Es un sistema compacto que integra en único armario las dos fuentes de generación y contempla la gestión del almacenamiento en baterías de estas fuentes junto la de la red eléctrica convencional, que en el caso Pozorrubielos no existe. Así se lograr que en cada momento entre en juego la fuente más eficiente y se reserve la energía excedentaria para cuando sea preciso su consumo. De este modo, nada se pierde y todo se aprovecha», subraya Segura.

Según cálculos de la propia compañía vasca, la instalación de este sistema tecnológico podría llegar a registrar ahorros medios en torno a 30.000 euros al año para una estación de servicio que consuma 150 kW. Una ventaja a las otras alternativas para garantizar el suministro eléctrico a la que hay que añadir que la instalación es escalable; ante una mayor demanda de energía en el futuro se podría ampliar fácilmente con la instalación en paralelo de nuevos equipos y placas solares.

«Hemos diseñado y construido la primera instalación de suministro eléctrico totalmente aislada de la red, capaz de cubrir el 100% del consumo eléctrico, para proporcionar energía eléctrica de forma ininterrumpida a un área de servicio, con surtidores, restaurante, cafetería, tienda y área de descanso, e incluso tres cargadores para coches eléctricos (uno de ellos del tipo rápido)», resume Manuel C. Rojas, presidente de ER-Ingeniería, firma a la que los responsables de la gasolinera encargaron el proyecto.

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