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Publicado el lunes 10 de marzo de 2025 a las 7:46 a.m.
La semana pasada, Bruselas presentó un plan de emergencia para la industria automotriz. Pero no lo sabíamos todo.
La industria automotriz, como sabemos, está pasando por grandes dificultades: los consumidores no están siguiendo la hoja de ruta escrita por los gobiernos. Se compran menos coches eléctricos de lo previsto, pese a que los fabricantes han realizado enormes inversiones.
Pánico a bordo. Multas. «Peligro de muerte», resumió este miércoles Stéphane Séjourné, vicepresidente francés de la Comisión junto a Ursula von der Leyen.
Bruselas ha presentado pues su plan
¿Lo principal? Un respiro para los fabricantes que no consiguen vender sus coches 100% eléctricos. Apoyo a fábricas de baterías, como en Douvrain, en el norte de Francia.
Pero eso no es todo. Es este año (y no en 2026) cuando tendrá lugar la reflexión sobre el calendario totalmente eléctrico. Hoy en día, lo que está previsto es que a partir de 2035 esté prohibido vender coches nuevos con motor de combustión en Europa. Porque emiten CO2, por supuesto.
En esta etapa la idea de la Comisión no es cambiar esta fecha. Pero hay que tener en cuenta a los industriales (por tanto) y a la derecha europea del PPE que, por su parte, querrá retrasarla (la fecha) en el Parlamento.
Para evitarlo, Bruselas está estudiando de cerca una nueva tecnología. Lo cual está de moda en China y actualmente está llegando a Europa. Escuche con atención: coches eléctricos propulsados por gasolina. El motor eléctrico no complementa al motor térmico, como en un híbrido. Es lo contrario.
Un pequeño motor térmico (con un pequeño tanque de gasolina) recarga la batería eléctrica cuando está casi vacía. Estos se llaman coches con extensor de autonomía. Sólo el motor eléctrico impulsa el coche. Ése es el truco. En pocas palabras, ponemos un generador dentro.
Pues bien, según nuestra información, la Comisión podría (decimos podría) considerar que este «vehículo eléctrico con autonomía extendida» (ese es su pequeño nombre tecnológico) es realmente eléctrico y que todavía será posible venderlo después de 2035.
¿Podría esto resultar atractivo para los automovilistas?
Sí. Porque con esta seguridad la autonomía puede llegar a los 900 o incluso 1.000 kilómetros. En la ciudad y la mayor parte del tiempo es 100% eléctrico. Pero existe una «reserva» adicional para viajes largos. Sólo se pone gasolina para ir de vacaciones.
El coche incluso resultaría hasta un 15% más barato de comprar. Los fabricantes alemanes están observando muy de cerca. Stellantis también.
¿Pero qué pasa con el CO2? Estos coches emitirían entre 10 y 30 gramos por kilómetro, mucho menos que los térmicos.
No es tan virtuoso como los vehículos 100% eléctricos puros, pero si interesan más rápidamente a los consumidores, los resultados generales serán buenos.
A veces hay que desprenderse del accesorio para salvar lo esencial.