• Ibil es una de las principales empresas en el desarrollo de tecnología de recarga eléctrica en España
  • “Repsol ha anunciado 1.000 puntos hasta finales de 2022 y el resto de actores están haciendo despliegues similares”, dice su director general
  • Cree que a final del año saldrán obras para puntos de recarga «casi como champiñones en muchas zonas de la red de carreteras”

 

Ibil es una de las principales empresas en el desarrollo de tecnología de recarga eléctrica en España. Tras el enorme impulso de los fabricantes surtiendo de modelos eléctricos el mercado y de la Administración con unos Planes de Transición Ecológica y de Ayudas a la Movilidad (Moves III) ya lanzados, falta la “pata” de la recarga para que el desarrollo de la movilidad eléctrica en España sea definitivamente un hecho. “La buena noticia es que lo que es necesario (su despliegue) ya va a ocurrir”, nos dice el director general de la compañía, Aitor Arzuaga, quien pediría que hubiese «una ventanilla única para poder hacer todos los trámites de la instalación sin tener que pasar por diferentes administraciones”.

Respuesta: Todos tienen razón. El vehículo eléctrico lo podemos recargar en nuestra plaza de garaje, en el trabajo o en centros comerciales. Esta es la forma óptima, la más barata y eficaz, en la que la recarga a baja potencia hace que tanto la electricidad como la infraestructura sean mucho más baratas. Además, respecto a la longevidad de la batería es mejor, no produce apenas desgaste al vehículo. Se llama recarga vinculada y es el tipo de recarga que hacemos en el 80% de las ocasiones los que somos usuarios de eléctricos. Pero para otros perfiles de usuarios como por ejemplo taxistas, personas que usan el coche como herramienta de trabajo, o el día que nosotros necesitamos realizar desplazamientos largos las recargas han de ser mucho más rápidas porque no te vas a tirar cinco horas cargando. Necesitamos los dos usos, la recarga en casa baratita y eficaz y la de los desplazamientos puntuales que nos permite hacer largos recorridos a todos aquellos que los necesiten y cuando lo necesiten.

P: ¿Qué haría falta para un florecimiento de los puntos de carga en España?

R: La buena noticia es que esto que es necesario ya va a ocurrir. Durante muchos años el despliegue de infraestructura ha ido a remolque. No había coches en parte porque no había dónde recargarlos y como no los había, la infraestructura era muy deficitaria.  Y en dos apartados puntuábamos bastante mal en un ránking europeo: en los costes y en los permisos.

R: Básicamente eran muy caros de instalar. Y afortunadamente ahora mismo hay un cambio en el reglamento de tarifas de costes que entra en vigor el 1 de julio que los mitiga mucho. Vamos a estar en la media europea. Y en cuanto a las ayudas ha habido varios programas inconexos, con ayudas que se agotaban rápidamente. Esto ha producido un efecto acordeón, en el que se abrían y paraban proyectos en función de las posibles convocatorias de ayudas a la compra y a las infraestructuras. Esto no ayudaba a que hubiese un flujo de despliegue de puntos ordenado. Algo que se ha resuelto con el MOVES III, no sólo por las mayores cantidades económicas, sino también por los plazos. A las empresas les permite planificar entre 2021 y 2023 y sabiendo que va a haber fondos, lo que a nivel empresarial es una diferencia enorme.

AITOR ARZUAGA, DIRECTOR GENERAL DE IBIL

P: ¿Y los permisos están resueltos?

R: No, este es el principal problema a solucionar. Aquí hemos encontrado tres obstáculos. El primero los trámites con la compañía distribuidora eléctrica para poder dar de alta el punto de suministro. Un trámite estandarizado pero que duraba unos meses. Gracias a un Real Decreto que ha declarado de interés público los puntos de carga rápida y ultrarrápida se ha solucionado parte del problema. Luego están los permisos municipales, y hay que tener en cuenta que los puntos de recarga requieren obras y éstas a su vez licencias, lo que te mete otra vez en trámites administrativos que pueden durar meses. Por último, está el trámite referente a los usos de carreteras, porque todas las instalaciones en las cercanías de una carretera de la red principal nacional, como son las gasolineras, precisan de un permiso del Ministerio de Transportes, que es donde más atasco tenemos. Este es el trámite que puede llevar entre seis y nueve meses.

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