“China dispone del 80-85% del tratamiento y refino de minerales que son necesarios para la transición energética”, ha sentenciado el presidente de la petrolera

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha dado un toque de atención a Europa, advirtiendo de que el Viejo Continente “no va en la dirección correcta” y ha calificado de “kafkiano” el hecho de que en Europa “se cierren centrales nucleares mientras se vuelven a abrir centrales de carbón” mientras se tiene el ojo puesto en la descarbonización.
Así, durante su discurso en la Junta General de Accionistas de la compañía, Brufau ha señalado que Europa corre el riesgo de quedarse fuera de la pugna por la hegemonía mundial entre Estados Unidos y China, que se han erigido en los “dos grandes ejes económicos e industriales potentes” en el actual contexto marcado por el fin de la pandemia de la Covid-19 y la crisis a raíz de la guerra en Ucrania tras la invasión por Rusia.
El presidente de Repsol ha destacado también que la Unión Europea ha mirado “mucho más a la parte social, a la parte humana y a las necesidades que el planeta tiene de descarbonizar” en el año 2050, mientras se ha descuidado la posibilidad de que la industria europea “tenga también su progreso”.
Reindustrializar
Para ello, Brufau ha enfrentado los dos diferentes caminos adoptados por Europa y Estados Unidos para abordar la transición energética, hablando de “reindustrializar la economía” en el país americano con su Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), que incentiva y es más breve y sencilla, frente a una senda marcada por “ordenar y regular al ciudadano”, más extensa y compleja, y “sin pensar en la industria” adoptada por el Viejo Continente.
“Europa tiene que entender que la transición energética o sirve para fortalecer nuestro sistema tecnológico y nuestro tejido industrial o se convierte en una plataforma extractiva de nuestros recursos públicos para aumentar las bases tecnológicas e industriales de otros países”, ha manifestado.
Estrategias energéticas
De esta manera, ha afirmado que Europa debería, además de no renunciar a las políticas de liderazgo de la lucha contra el cambio climático, abordar “nuevas y diferentes estrategias energéticas” que le permitan tener “un papel industrial en este contexto mundial”, ante una dependencia de China y sus materias primas que ya es “brutal y es un problema”.
“Por tanto, las decisiones que los políticos europeos hoy estén tomando no van a ser neutras para el futuro de Europa. Y las decisiones que tomen estos políticos en relación a la colaboración público-privada tampoco serán neutras”, añadió al respecto, advirtiendo de la ventaja en esta carrera que tienen actualmente Estados Unidos y China.
Neutralidad tecnológica
En este sentido, ha indicado que la “negación a la neutralidad tecnológica” en ese camino tomado por Europa hace que también haya una negación hacia todas aquellas formas de movilidad que sean distintas a la electricidad, por ejemplo los combustibles renovables o el hidrógeno.
Así, el presidente de Repsol aseguró que las políticas de descarbonización tienen una visión “muy europeocentrista“, con una regulación en el Viejo Continente centrada en buscar eliminar las emisiones.
“Están pensadas para Europa, para el centro-norte del continente, y tienen seguramente poco en cuenta ese 70% de los ciudadanos de este planeta que necesitan desarrollarse y que prioritariamente tienen otros objetivos que no sea la descarbonización”.
Por eso, apuntó que Europa corre el peligro de que su peso industrial termine trasladándose definitivamente a otros lugares del mundo como China o India.
“Al perder tejido industrial perdemos competitividad en la sociedad europea. No es casualidad que llevamos ya 15 o 20 años en Europa sin conseguir el objetivo del peso del PIB industrial en relación al total PIB europeo, que estaba fijado en un 20%, estamos en un 16% y cayendo”, advirtió.