• Si en la encuesta de 2021 creían que en 2030 los eléctricos serían el 70% de las ventas, este año dicen que solo será del 40%
  • La cercanía al cliente incide en el descreimiento: en EE.UU. los concesionarios son más “pesimistas” que los fabricantes.
  • India pone el foco en los vehículos ligeros, Brasil en el etanol y en Japón apuntan a los híbridos y el hidrógeno como opciones

 

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El presidente de Toyota, en una presentación

Hace unos quince años, cuando las tecnologías “alternativas” eran poco menos que sueños lejanos, la gran mayoría de los grandes ejecutivos de automoción tenían muy claro que la movilidad del futuro (que es hoy pues se hablaba del coche de hidrógeno para 2020, por ejemplo) no se basaría en una única tecnología, sino que constaría de una diversidad de ellas.

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Algo más adelante la percepción de esos directivos comenzó a discernir que las tecnologías se irían implantando más por zonas geográficas que de un modo uniforme en todo el mundo. Unas zonas que variarían no solo a nivel de grandes extensiones a veces transnacionales, sino que también serían zonas incluso dentro de los mismos países para aprovechar todos los recursos de forma más eficaz.

Algunos ideólogos, gurús o personas con intereses económicos específicos nos han ido derivando hacia un modelo de tecnología única, que ha ganado adeptos y se impone incluso por ley. Hoy, apostar por la diversidad, discrepar racionalmente del modelo único, supone que los intransigentes te tachen ruin y falsamente de la primera cosa que se les pase por la cabeza, sin aceptar un análisis basado en premisas amplias.

Pero hoy se están volviendo a rescatar esas ideas.

En voz alta

“Las personas implicadas en la industria automovilística constituyen en gran medida una mayoría silenciosa. Esa mayoría silenciosa se pregunta si es adecuado el vehículo eléctrico como única opción. Pero también piensan que es la tendencia, por lo que no pueden hablar en voz alta”. Son palabras de Akio Toyoda, presidente de la que posiblemente sea hoy la mayor empresa de automoción a nivel mundial.

“Creo que tenemos que ser realistas sobre cuándo la sociedad podrá adoptar plenamente los vehículos eléctricos de batería y cuándo nuestra infraestructura podrá soportarlos a gran escala. Porque, al igual que los coches totalmente autónomos que se suponía que todos conduciríamos ya, creo que los BEV van a tardar más en generalizarse de lo que los medios de comunicación quieren hacernos creer. Y, francamente, los BEV (vehículos eléctricos a batería) no son la única forma de alcanzar los objetivos mundiales de neutralidad de carbono.” Una afirmación no solo pública -no privada- sino incluso publicada con estas mismas palabras en la información de prensa oficial del coche concepto Hilux Revo BEV presentado en Tailandia a mediados del pasado mes. Luego, en rueda de prensa explicó que “como la respuesta correcta todavía no está clara, no debemos limitarnos a una sola opción nosotros mismos.”

Toyoda no es el único dirigente a nivel mundial que se ha mostrado preocupado. Hace unas semanas publicábamos unas significativas declaraciones de Thierry Bretón en un sentido parecido. Pero la semana pasada, la Primera Ministra de Italia, Giorgia Meloni, decía en conferencia de prensa sobre la prohibición de los vehículos de combustión interna en 2035: No creo que sea razonable. Lo considero muy dañino para nuestro sistema de producción. Me parece que hay una coincidencia bastante generalizada en nuestro país sobre esto y quiero utilizar esa coincidencia para formular la pregunta con fuerza”. Unas palabras que han sido aplaudidas por diversas asociaciones del país como el Automóvil Club Italiano (ACI). El gran número de fábricas y compañías de automoción grandes y pequeñas establecidas en el país y sus empleos están detrás de estas palabras. Al igual que en España, por cierto.

KPMG dixit

Más allá de declaraciones individuales (de las que hay muchas más), KPMG ha realizado su encuesta anual sobre el estado de la automoción. 900 ejecutivos de 30 países han respondido en 20 idiomas diferentes. Y sus principales conclusiones son:

  • El “optimismo eléctrico” decae: Mientras en 2021 los directivos decían que en 2030 los eléctricos supondrían el 70% de las ventas, en este año dicen que solo será del 40%.
  • Cercanía al cliente: Cuanto más cercano al cliente final están los ejecutivos, más descreídos acerca de la evolución eléctrica. Por ejemplo, en los EE.UU los concesionarios creen que para 2030 las ventas de eléctricos solo serán el 22%, frente al 30% que opinan los fabricantes del país.
  • La complejidad de la realidad: KPMG cita que la confrontación con la complejidad del reto es una de las causas del descreimiento. Las dificultades se extienden desde el abastecimiento de materias primas hasta la producción, distribución, recarga y mantenimiento.
  • India, Brasil y Japón: Ese descenso es más pronunciado en estos tres países. En India, la falta de infraestructuras apunta a que el desarrollo de los coches a baterías será menor que el de las motos y trirruedas. En Brasil, el foco se sitúa con fuerza en combustibles alternativos como el etanol. En Japón, posiblemente debido a su escasez de materias primas, son los híbridos y el coche de hidrógeno los que surgen como opción.
  • Paridad en 2030: Los fabricantes son en cambio moderadamente optimistas sobre cuándo se alcanzará la paridad de los eléctricos con los térmicos. El 70% de los encuestados creen que esta paridad se producirá en 2030 y sin subsidios gubernamentales.
  • Tesla, Audi y Apple. Para 2030 los directivos creen un año más que Tesla será la marca líder en eléctricos, pero perdiendo ventaja. En segundo lugar se sitúa Audi, con un espectacular crecimiento frente a 2021. Y otro que irrumpiría con fuerza sería Apple, que se situaría en cuarto lugar frente a la novena posición de 2021.

 

Fuente: niusdiario.es