CEEES | 28.04.23
Era un secreto a voces pero los datos ahora lo confirman. El petróleo y los productos derivados procedentes de Rusia siguen inundando la Unión Europea pese a la prohibición de importación de estos productos vigente desde el 5 de diciembre en el caso del crudo y desde el 5 de febrero en el caso de los destilados. Muchos sospechábamos que Rusia únicamente había cambiado su rutas para colocar sus productos energéticos dentro de las fronteras de la Unión. Pues bien, varios medios de comunicación -algunos tan prestigiosos como El Mundo o Bloomberg– apuntan en esa dirección.
Por su parte la agencia de noticias internacional especializada en economía revela que India se está convirtiendo en el gran centro de lavado de petróleo ruso, incrementando muy notablemente sus importaciones de crudo de los Urales y haciendo lo propio con los productos destilados que exporta hacia Europa.
Por su parte, El Mundo desvela que es Marruecos quien está importando directamente diésel ruso para luego reexpedirlo a diferentes terminales portuarias españolas, un hecho que ha sido denunciado recientemente por el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz.
Tanto la importación de diésel procedente de terceros países refinado a partir de crudo ruso como la de gasóleo ruso modificado en un tercer país son legales, siempre y cuando cumplan con las directrices fijadas por la Unión Europea sobre este particular.
En este sentido, la propia Comisión afirma en su guía para aplicar las sanciones a los productos energéticos rusos que «si un producto del petróleo ruso se procesa mezclándolo en un tercer país que no sea Rusia con un producto del origen de otro tercer país dando como resultado un producto diferente, entonces el producto petrolífero ya no se considerará de origen ruso».
Sea como fuere, tras la noticia publicada por El Mundo, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha anunciado la apertura de una investigación al respecto y ha adelantado que propondrá a los socios europeos la puesta en marcha de un certificado de garantía por parte de la Comisión Europea. «Un certificado no solo de los puertos, también de las refinerías de donde sale el producto. En ese certificado deberían aparecer contrastados todos los elementos -volumen, fecha… -, garantizando que las importaciones llegadas a territorio de la UE no están sujetas a ninguno de los paquetes de sanciones aprobados», ha asegurado Ribera.
Fuente CEEES