• A raíz de un laudo entre la austriaca OMV y Gazprom de 250 millones de euros
  • El gas ruso representa todavía un 15% del gas que llega a Europa
  • OMV: «Se esperan daños, incluido  un posible cese de las entregas de gas»

 

Gasocuto, (Pixabay)
 

Los precios de referencia europeos del gas (TTF) saltan un 4%, hasta superar los 45,05 euros. después de que la firma austriaca OMV advirtiera a última hora del miércoles de un posible corte de suministro por parte de Rusia. Esta opción que ya llevaba un tiempo en el aire podría adelantarse debido a un fallo contra Gazprom que le obliga a pagar 230 millones de euros a la firma austriaca. Un desencuentro que podría acelerarlo todo.

«Se espera que la ejecución de la reclamación de daños tenga un posible impacto negativo en las relaciones contractuales bajo el contrato de suministro austriaco entre OGMT y Gazprom Export, incluido un posible cese de las entregas de gas«, dijo OMV. La empresa todavía recibe cerca de cinco tera vatios de gas ruso a través del único gasoducto oriental que sigue operativo, el Soyuz, que pasa por Ucrania. La firma ha dicho que se prepara para «pequeñas pérdidas excepcionales» por este evento.

A comienzos de 2024 el suministro de gas ruso ya solo representaba el 15% del total de las exportaciones de Europa (frente al 40% que había marcado en 2021). Ahora la cifra habría bajado aún más hasta el 8%. Sin embargo, a pesar de que ha habido esta desconexión general, en varios países como precisamente Austria y, también, Letonia, el gas ruso representa un 80% de todas sus exportaciones. En el caso de Hungría todavía es de dos tercios y en el Eslovaquia el 60% del mismo viene del gigante euroasiático.

En ese sentido, aunque no supone un golpe crítico para el continente, el suministro de Rusia sí que supone un factor determinante para estos países del este, que todavía viven del único gasoducto operativo. En cualquier caso, sí que supone una mayor presión para el conjunto de la UE, donde el precio del gas ha venido repuntando y ya está en máximos desde noviembre de 2023. Ahora, a pesar de que las reservas del viejo continente se han llenado casi por completo, parece que unas temperaturas más frías que los últimos años van a incrementar la demanda.

Un corte ‘adelantado’

En cualquier caso, un eventual corte de suministro total por parte de Rusia es algo que ya estaba en el horizonte. El 1 de enero de 2025 finaliza el contrato que regula el tránsito de gas a través de Ucrania, es decir, el único canal (además del GNL) por el que esta materia prima fluye hacia Europa. Hasta ahora la situación era de tensión absoluta. A pesar de que el 6 de noviembre el ministro de energía ruso, Alexander Novak, dijo que estaba dispuesto a firmar una extensión del acuerdo, aún faltaría poner de acuerdo a Kiev con sus compradores europeos. «El contrato expira muy pronto y los flujos de gas cesarán si no se llegan a nuevos compromisos».

En cualquier caso, los países cada vez están exportando más gas ruso a través del mar. El ejemplo claro es España, que ahora importa de forma masiva Gas Natural Licuado (GNL) ruso para reexportarlo al resto del continente. Este país supone cerca de un 22% de todas las compras. Esto ha llevado a que, según el último informe de Natural Gas Intelligence, los pedidos de GNL de toda Europa a Rusia se hayan disparado un 20% en los primeros nueve meses del año.

 

Esto podría estar cambiando el múltiples países a medida que la tensión con Rusia sigue escalando. Un ejemplo es que Alemania anunció en el arranque de noviembre que vetaría por completo las llegadas de GNL a sus puertos. Esta meddia se dio a conocer a través de una carta del ministerio de economía germano a Deutsche Energy Terminal ordenándole «no aceptar ninguna entrega de GNL ruso para proteger los intereses públicos fundamentales del país».

En el resto de Europa el GNL ruso podría ser el sacrificio que ofrecer en el altar de Trump para evitar los aranceles prometidos contra el continente. Nada más conocerse su elección Von der Leyen, al ser preguntada sobre cómo evitaría los gravámenes se refirió a esto abiertamente. «Todavía importamos energía de forma significativa a Rusia pero, ¿por qué no sustituirlo por GNL estadounidense, más barato y que reduce los precios de la energía?». En ese sentido, esto implicaría repetir la jugada de 2018 donde Europa llegó a una tregua arancelaria con Trump disparando un 144% las importaciones de GNL.

 | «Los envíos de GNL desde Estados Unidos y algunos países de Oriente Medio han ayudado a compensar el déficit»

Pero, volviendo al corte del gas a través del gasoducto, ante el contexto de un cierre total, la misma Comisión Europea ha hablado abiertamente del tema hace escasas semanas. El comisario europeo, Kadri Simson, explicó entonces que ya se están preparando y que el continente esta listo. «Europa central y oriental ha diversificado sus opciones de suministro para reemplazar totalmente los 14.000 millones de metros cúbicos de gas ruso que aún transitan por Ucrania».

Simson comentaba que la UE no solo «puede vivir sin gas ruso» sino que «dado que sabíamos que este contrato expiraría. Estamos en disposición de sustituir todos estos envíos con exportaciones de otros países». En ese sentido señala que la clave «ha sido llegar a la temporada de calefacción con las instalaciones de almacenamiento al 95». Algo que ha dado margen para que «no se produzcan interrupciones y que podamos ir adaptándonos a rutas alternativas».

 

En cualquier caso, desde S&P Global explican que vienen unos precios más altos. «Los envíos de GNL desde Estados Unidos y algunos países de Oriente Medio han ayudado a compensar el déficit de suministro de gas natural ruso» comenta la agencia, pero «los fondos de cobertura parecen estar anticipando una mayor demanda europea de gas natural este invierno. Las posiciones largas netas en gas natural aumentaron un 15% la semana pasada». Todo esto derivado de unas temperaturas más frías y la pérdida de los contratos rusos.

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