- Penalizará al coche para recaudar 2.400 millones para su plan verde
- Sánchez quiere un 2050 «sin coches privados y con más bicicletas»
- Los impuestos suponen hasta un 54% del PVP en los combustibles
El Gobierno ha doblado la apuesta sobre su programa para subir los impuestos a los carburantes. Moncloa ya estudiaba antes de la pandemia equiparar los precios de la gasolina y el diésel a través de gravar más los Impuestos Especiales (IIEE) del gasóleo. Sin embargo, la propuesta se paralizó durante la negociación de los Presupuestos Generales del Estado para este año. Ahora, el plan es subir los impuestos tanto al diésel como a la gasolina para equiparar los precios al de los países del entorno.
El polémico documento España 2050. Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo, presentado por Moncloa el pasado 20 de mayo, recoge una subida de los tipos impositivos sobre el consumo de diésel y de gasolina. Además, prevé la creación de un nuevo impuesto sobre el uso medio real del vehículo en sustitución de otras figuras fiscales actuales como el impuesto de matriculación.
La intención del Gobierno es acercar los precios de los combustibles al tipo impositivo medio de la gasolina en los ocho principales países de la Unión Europea, que se sitúa en torno a 20 céntimos de euro más cara por litro. Según el documento sobre 2050 de Moncloa, entonces habrá menos vehículos privados y más vehículos compartidos en las carreteras españolas, así como más bicicletas y más transporte público. «La movilidad se verá transformada por la difusión del automóvil eléctrico, que será cada vez más económico y competitivo y que constituirá el grueso del parque móvil español a mediados de siglo», indica el Gobierno.
Contra el diésel
El Ejecutivo quiere empezar la escalada impositiva por el diésel, después de décadas de estrategias impositivas dirigidas a promover la compra de esos vehículos y convencer a los conductores para adquirir motores de gasóleo. El resultado es que hoy, pese a todo, el diésel es, de media, 8 céntimos por litro más barato que la gasolina.
En contra de lo que muchos usuarios piensan, el producto es más caro. Un litro de diésel al por mayor cuesta unos 0,451 euros, mientras que un litro de gasolina se queda en los 0,407 euros. La diferencia está en los impuestos. La gasolina está gravada con un 16% más de impuestos hasta suponer el 54% del precio de venta al público (PVP). Por su parte, los impuestos se quedan en el 46% en el caso del precio final (PVP) del diésel.

Los últimos cálculos de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) estiman que la equiparación de los impuestos entre el diésel y la gasolina supondría un aumento de la recaudación del Estado de 2.393 millones de euros anuales. La AIReF afirma que la diferencia impositiva sí ha alcanzado su objetivo de fomentar el gasóleo en las últimas décadas. Según sus cálculos, la equiparación entre ambos carburantes desencadenaría una caída de la demanda del diésel del 5,7%, ya que su precio se elevaría un 7,72% respecto al actual.
Los anuncios del Gobierno en los últimos años sobre los IIEE en los carburantes han provocado una caída de los vehículos diésel en el parque móvil español. Entre 2010 y 2018, el número de vehículos privados registrados con motor diésel descendió más de 30 puntos porcentuales, al pasar de representar hace 10 años el 70% del total al apenas 40% en 2018. Sin embargo, el objetivo primordial de esta diferencia impositiva sigue siendo plenamente válido para el sector del transporte por carretera, ya que el combustible representa entre un 25% y un 30% de sus costes, así como que concentra hasta el 46% del Valor Añadido Bruto del conjunto del transporte, siendo también el principal consumidor de energía.
Así se establece el precio
Los carburantes son uno de los productos más intervenidos y gravados en España. En realidad el precio de la gasolina o el diésel en España no tiene relación directa con la cotización del barril de petróleo, según explican desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP). El precio final depende de las cotizaciones de la gasolina y el gasóleo en los mercados al por mayor de referencia. En el caso español, el Mediterráneo y Norte de Europa. Como estos mercados se mueven en dólares, el tipo de cambio euro/dólar también es un factor significativo.
Además, las cotizaciones internacionales son solo una parte del precio del surtidor. Hay gastos que prácticamente no varían, entre ellos los costes de producción, distribución y comercialización, donde se incluyen los márgenes del mayorista y el minorista.
El precio también se ve afectado por los impuestos y otros costes asociados, como el mantenimiento de las reservas estratégicas y la aportación al Fondo Nacional de Eficiencia Energética. En España, los combustibles líquidos derivados del petróleo están gravados con dos impuestos: el IVA y el Impuesto Especial de los Hidrocarburos (IEH). Estos son, en síntesis, los motivos por los que el precio de los combustibles no varía en la misma proporción que el precio del crudo Brent.