La economía de España es absolutamente dependiente del petróleo que viene del exterior. Esto, sin duda, genera una vulnerabilidad importante para la economía nacional. Al no disponer apenas de yacimientos dentro del territorio nacional, se debe importar la totalidad del crudo que consume. Se estima que España importa más de un millón de barriles de crudo cada día, dado que el modelo energético del país otorga, todavía, un papel protagonista al petróleo, que representa alrededor del 40% de la energía primaria total. Por ello, la crisis que se vive a miles de kilómetros en el Mar Rojo puede acabar tocando de lleno a España a través de dos canales: la disponibilidad de importaciones de crudo y el precio de estas (el precio del barril de petróleo).
El caso de las importaciones es especialmente preocupante. Todo el petróleo que compra España a Arabia Saudí e Irak totaliza unos 180.000-200.000 barriles diarios de petróleo (depende del mes y de las necesidades de la economía), según la Agencia Internacional de la Energía. Alrededor de 120.000 barriles vienen desde Arabia Saudí y el resto de Irak. Esto representa más del 12% de todas las importaciones de crudo de España, una cantidad relevante y que a día de hoy resulta imposible de sustituir en el corto plazo, dado el elevado volumen. La producción conjunta de Arabia Saudí e Irak alcanzan cerca del 15% de toda la oferta mundial de crudo. Aunque España ha reducido de forma progresiva su dependencia del petróleo de Oriente Medio, estos países todavía son imprescindibles para saciar la demanda mundial de crudo.
El petróleo exportado por Arabia Saudí e Irak es embarcado en las costas de ambos países, en el Golfo Pérsico. Una vez sorteado el angosto estrecho Ormuz dejando las costas de Irán a la izquierda, los envíos continúan por el Mar Arábigo sorteando la propia península arábiga hasta doblar las costas de Yemen y enfilar el estrecho de Bab el-Mandeb, donde los rebeldes hutíes están atacando a los buques cargueros ahora. Traspasado ese acceso al Mar Rojo, la ruta sigue hacia el norte hasta el Canal de Suez, que da acceso al Mediterráneo. Desde ahí, los barcos, en el caso de España, pueden llegar a importantes puertos como los de Algeciras, Valencia, Barcelona, Cartagena, Tarragona o Castellón. Pese a la alianza creada por EEUU para defender la zona, los hutíes amenazan con seguir lanzando ataques constantes.
España confía en el petróleo de América
España ha ido confiando cada vez más en el petróleo de América. Las importaciones de crudo procedente de Brasil, EEUU y Guyana tienen un peso cada vez mayor en el mix de importaciones de crudo. Según el Departamento de Energía de EEUU, España ha pasado de importar unos 24.000 barriles diarios de crudo y derivados de EEUU en 2017, a los más de 80.000 barriles diarios de hoy. Con Brasil ocurre algo similar: hoy se importan unos 80.000 barriles de petróleo brasileño por día. Sin embargo, el crudo de Irak y Arabia Saudí resulta difícilmente sustituible a corto plazo, lo que deja a España y otros países europeos a expensas de lo que sucede en el Mar Rojo.

Como vía fundamental que es del comercio marítimo, el Mar Rojo tiene un papel esencial en el transporte de petróleo y sus derivados. Según datos del Departamento de Energía de EEUU, alrededor del 12% del petróleo mundial comercializado por vía marítima en el primer semestre de 2023 se transportó por esta arteria (entre el Canal de Suez, el estrecho de Bab el-Mandeb y el oleoducto SUMED entre el Mar Rojo y el Mediterráneo).
El impacto de la subida del petróleo
Por otro lado, España se enfrenta a la subida del precio del petróleo. Tras dos meses de descensos intensos del precio del crudo (más de un 20%), el precio del petróleo está encontrando apoyo en esta crisis. Los precios han repuntado ya casi en ocho dólares desde los mínimos de este mismo mes. Prescindir de esta ruta encarecerá sobremanera el transporte de crudo. No solo eso, el riesgo de que los ataques en el Mar Rojo desemboquen en un conflicto bélico mayor está incrementando la prima de riesgo geopolítica a la que cotiza el crudo.
Los economistas de CaixaBank Research calculaban recientemente que el impacto del encarecimiento de la energía (10 dólares/barril del precio del petróleo y de 30 euros/MWh del precio del gas) supone un incremento de las importaciones netas de cerca de 8.100 millones de euros, un 0,6% del PIB. «En términos de crecimiento, estimamos que una subida del precio de la energía de tal magnitud restaría 0,5 puntos porcentuales al crecimiento anual del PIB de España», aseguran estos expertos.
De este modo, resulta vital para la economía de España (también para la de Europa) mantener el flujo de petróleo que llega a través del Canal de Suez, procedente del Mar Rojo. Las alternativas parecen poco eficientes y muy caras.
Además, la guerra de Rusia en Ucrania ha convertido las ahora traicioneras aguas del sur del Mar Rojo en un corredor comercial vital para el petróleo, especialmente para las propias exportaciones de Moscú. Prueba de ello son las cifras en barriles del Departamento de Energía de EEUU: en la primera mitad del año han circulado por los tres puntos citados anteriormente del Mar Rojo 9,2 millones de barriles por día, frente a los entre cinco y siete millones por año registrados desde 2018. «Curiosamente, muy poco del crudo viaja a Europa, el grueso de los envíos de crudo a través del canal se dirige a Asia», apunta Caroline Bain, jefa de materias primas de Capital Economics.
Como Europa ha rechazado los barriles rusos, ha recurrido cada vez más a los cargamentos de Oriente Medio. Moscú, por su parte, ha aumentado los flujos hacia Asia en busca de salidas para sus exportaciones. Esto ha aumentado el movimiento de petróleo a través del Mar Rojo, tanto en dirección norte como sur, en torno a un 140%, hasta los 3,8 millones de barriles diarios, según cifras recogidas por Bloomberg.
El mapa mundial de las exportaciones
El aumento pone de relieve la vulnerabilidad de un punto de estrangulamiento (chokepoints) clave para los flujos de petróleo a medida que las potencias mundiales redibujan el mapa del comercio energético mundial. La acumulación en pocos días de ataques de los hutíes a buques en represalia por los ataques de Israel a Gaza ha llevado a destacadas empresas del sector como la británica BP o la noruega Equinor a detener los envíos programados por esa ruta y desviarlos.
La belga Euronav ha declarado que mantendrá sus buques fuera de la región afectada y que no volverá hasta que haya convoyes para protegerlos. La naviera petrolera Frontline, con sede en Chipre, está considerando una medida similar. Maersk Tankers, unidad del gran operador marítimo danés dedicada al transporte de combustible refinado, insiste en la alternativa que supone rodear África por el Cabo de Buena Esperanza.
En los dos meses anteriores a su ataque a Ucrania, Rusia envió unos 120.000 barriles diarios de crudo desde sus puertos occidentales a los mercados al este de Suez, según muestran los datos de seguimiento de petroleros recopilados por Bloomberg. En los últimos seis meses, esa cifra ha alcanzado una media de 1,7 millones de barriles diarios. Durante el mismo periodo, a principios de 2022, los envíos que acabaron pasando por el Canal de Suez sumaron 1,7 millones de barriles diarios. Desde el 1 de junio hasta finales de noviembre de este año, esa cifra se había disparado hasta los 3,5 millones. Es poco probable que los petroleros que transportan el petróleo de Moscú sean atacados, pero eso no excluye el riesgo de que un buque que transporte suministros rusos sea atacado por error.
Con todo, hay analistas que llaman a la calma: «El ataque con aviones no tripulados de los hutíes contra el transporte marítimo en el Mar Rojo y la influencia al alza sobre los precios del petróleo revelan que siempre hay una tendencia alcista dentro de la comunidad comercial del petróleo, porque si bien los ataques son valiosos en el sentido de agregar más intriga geopolítica a la expectativa de extensión de las hostilidades si Irán, el patrocinador de los combatientes hutíes, se ve arrastrado a algo más que una guerra por poderes, es probable que el efecto real sobre los flujos de petróleo sea limitado, teniendo en cuenta que menos del 10% del crudo mundial viaja por el corredor de Suez/Mar Rojo y que los ataques no han afectado a nada que pudiera interferir en la producción», sentencian desde PVM Oil.