- El precio de estos vehículos supera los 27.100 euros
- Los modelos a gasolina, líderes en cuota, 5.300 euros más caros que antes del COVID
- El tributo a los diésel, por las nubes

Vehículo eléctrico en carga en un área comercial de Santiago ANTONIO HERNÁNDEZ
Lara Graña | @lara_grana
VIGO | 25·10·23 | 06:00
El vehículo más vendido en España en lo que va de año es el Dacia Sandero –con 19.655 unidades hasta el 30 de septiembre–, que se anuncia en la página web oficial a partir de los 13.190 euros. El eléctrico de mayor éxito, el Tesla Model Y, se entrega en un plazo de “dos o tres semanas” a cambio de un mínimo de 46.490 euros. Dos mundos distintos. Porque, aunque existe una estrategia decidida de las marcas por ofrecer turismos electrificados más asequibles, especialmente ante la ofensiva china, son modelos que no están al alcance de la mayoría de los usuarios. Ni siquiera con planes públicos de incentivos.
De acuerdo a los registros de la Agencia Tributaria, en el mes de septiembre se matricularon en Galicia 453 vehículos con sistemas alternativos de propulsión o electrificados –eléctricos puros, gases licuados, híbridos o híbridos enchufables–, a un precio medio de 27.161 euros.
Aun teniendo un impuesto residual (11 euros de promedio) por las bajas o nulas emisiones de CO2 por kilómetro, el coste de adquirir un modelo de este tipo supera los ingresos de todo un año del 75% de los gallegos. En concreto, de casi 785.000 personas, que son las declarantes del impuesto de la Renta cuyo umbral de rendimientos del trabajo están 2,5 veces por debajo del salario mínimo interprofesional (SMI).
Es cierto que los precios de los vehículos electrificados han aflojado un poco en las últimas semanas, pero en absoluto como para acompasar el nivel de ingresos de los potenciales compradores. Porque además la factura de comprar un coche ha medrado por encima, sin ambages, de lo que lo ha hecho la inflación general en la comunidad: si el IPC se ha anotado una subida del 16,6% desde el inicio de la pandemia, el valor final de los coches de bajas emisiones lo ha hecho en cerca de un 20%, también de acuerdo a las cifras oficiales del fisco. En cifras absolutas, un modelo de estas características cuesta 4.470 euros más que en diciembre de 2019.
Es una cantidad muy importante, pero los coches a gasolina se han encarecido todavía más. En este mismo periodo se han revalorizado en 5.322 euros: equivale a dos veces lo que ha avanzado la inflación, que alcanzó cotas el año pasado –invasión de Ucrania mediante– que no se conocían en España desde mediados de los ochenta. Siendo más baratos los coches a gasolina, ¿son asequibles por regla general? Pues tampoco. La escalada de precios sitúa de media el coste de este tipo de coches en los 22.725 euros, teniendo ya en cuenta el impuesto de matriculación; seis de cada diez gallegos tiene unos ingresos anuales inferiores a esta cifra.
Antes de la eclosión de la pandemia COVID-19 bastaban 17.400 euros para comprarse un vehículo nuevo a gasolina. Sea como fuere, más del 63% de la cuota de mercado ya corresponde a los que utilizan este tipo de carburante, con el diésel relegado al ostracismo y totalmente penalizado por las políticas gubernamentales en favor de la transición ecológica.
Hubo un punto de inflexión determinante para los turismos o todoterrenos a gasóleo, y fue en enero de 2021. Fue cuando entró en vigor la normativa WLTP (siglas en inglés de World Harmonized Light-duty Vehicle Test Procedure), más severa a efectos de medición de emisiones. Su implementación definitiva desbocó el coste del impuesto de matriculación, porque un turismo que antes quedaba exento de pagar esta tasa al anotar emisiones medias inferiores a los 120 gramos de CO2 por kilómetro, con la WLTP se ponía por encima de ese umbral.
De ahí lo que reflejan ahora las cuentas de la Agencia Tributaria: si en el año 2020 la compra de un diésel nuevo conllevaba de media el pago de 380 euros por este gravamen –las emisiones rondaban ese límite de los 120 gramos de CO2–, el pasado mes de septiembre la cuota ya superó los 1.020 euros por vehículo –137 gramos CO2/km–.