- Sectores como la siderurgia, las placas fotovoltaicas o semiconductores, los más impactados
- Además de la investigación a los vehículos sin emisiones, Europa también plantea nuevos aranceles a las importaciones del gigante asiático
Un trabajador inspecciona una llanta en una fábrica de Hangzhou. Reuters
Carles Huguet
Lidia Montes
Barcelona/Bruselasicon-related 6:00 – 24/09/2023
La investigación europea a los subsidios que reciben los fabricantes de coches chinos es solo un capítulo más de un conflicto comercial que dura desde hace años y en el que, de momento, el gigante asiático salió vencedor. Los productos Made in China han inundado el Viejo Continente pese a los intentos de las autoridades de frenar su desarrollo ya sea por falta de firmeza o por la imposibilidad de competir con su política de costes y ayudas estatales recibidas. La industria de las placas fotovoltaicas puede dar fe de ello. También la siderúrgica, los semiconductores o la mayoría de componentes tecnológicos.
«No hemos olvidado como las prácticas desleales de China afectaron a nuestra industria solar […] Europa debe hacer más contra los subsidios ocultos masivos de China», denunció Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea la pasada semana, cuando anunció la investigación a las ayudas percibidas por los fabricantes de coches del país.
Y eso que debido a la opacidad tanto de la administración de Xi Jinping como de las empresas nacionales es prácticamente imposible cifrar el volumen de los subsidios. El Centre d’Etudes Prospectives et d’Informations Internationales (Cepii) francés sostiene que ya suma más de 2 billones en activos solo con los Government-Guided Funds (ver gráfico). Además, los incentivos directos son solamente una de las herramientas con las que cuenta el Ejecutivo, que dispone también de créditos blandos para sus organizaciones o la inversión a cambio de capital.
Estos incentivos se han repartido por toda la cadena de valor. «Todas las operaciones del Bank of China en Europa las podemos considerar como competencia desleal porque está fuertemente subvencionado. En el terreno tecnológico tienes de todo, chips, microprocesadores, fabricantes de teléfonos móviles… Casi todos tienen ayudas importantes o algunos están participadas por el Estado», desgrana el economista Javier Santacruz. Según informó el Wall Street Journal, por ejemplo, Huawei recibió hasta 75.000 millones de dólares en exenciones fiscales, financiación y recursos a bajo precio, algo que la empresa negó.

El debate de hoy sobre el coche eléctrico hace una década fue sobre los paneles fotovoltaicos, campo en el que Europa pasó de ser líder a no tener prácticamente mercado. La entrada del producto chino cogió a los países de la Unión sin una posición clara. Los aranceles tardaron en implementarse y comenzaron de manera muy tímida, por las presiones de sectores estratégicos -el vino francés fue uno de ellos- y su temor a las represalias.
Hoy, estos subsidios se centran en los semiconductores y los artículos de alta tecnología bajo el plan Made in China 2025, alertan desde Estados Unidos. La cifra, prácticamente imposible de cuantificar, insiste el Mitsui & Co. Global Strategic Studies Institute japonés.
Las ayudas chinas a la siderurgia provocaron una caída de precios a nivel mundial
La siderurgia es otra de las industrias golpeadas por las ayudas chinas, que han llevado a sus empresas a una sobreproducción que ha provocado la caída de los precios a nivel mundial, algo que ahora parece querer remediar incentivando las fusiones entre compañías. En Europa se denuncia el dumping de algunos productos, más cuando en el continente se trabaja con fuertes regulaciones medioambientales que las firmas del gigante asiático -responsables de más del 50% de la producción de acero- no deben cumplir.
Por ello, este ha sido uno de los sectores en los que la Unión Europea no dudó en aplicar aranceles, que rondan el 25% en el caso del acero inoxidable y pueden alcanzar hasta el 85% en artículos de fijación, ya sean simples tornillos o más avanzados para la aviación.
Sin embargo, Europa tampoco está libre de pecado. «Aquí se sigue subvencionando la siderurgia, que necesita una reconversión desde hace cuarenta años. En Francia o Alemania está subvencionada y aquí puede fabricar con un coste más bajo gracias a que se le ayuda con los costes de la electricidad», compara Santacruz.
¿Cumple China con las políticas de la Organización Mundial de Comercio? El país dice que sí, pero su falta de transparencia hace muy difícil dar una respuesta clara, según los expertos. Las disputas se han mantenido durante años. «El Gobierno apoya la internacionalización, la innovación y pone todas las facilidades para las empresas del país», explica Liling Qi, Asociación de Industria y Comercio de Shenzhen en España.
«Los vehículos eléctricos chinos van a llegar sí o sí», avisan los empresarios del país
«Los vehículos eléctricos chinos van a llegar sí o sí. Europa tiene sus limitaciones y debe abrirse para que el consumidor local tenga acceso al mejor desarrollo tecnológico», sostiene la dirigente, que representa a una región conocida como el Silicon Valley chino y que ha dado a luz empresas como Huawei o el fabricante de coches BYD. Según sus cálculos, las importaciones y exportaciones de Shenzhen a España superarán los 3.100 millones de dólares en 2023.
«Un gigante como China siempre puede sacar empresas importantísimas, es inevitable que tarde o temprano fabricantes chinos abran en Europa sus plantas de coches, más ahora que hacer eléctricos es más fácil que vehículos de combustión», sostiene Pedro Nueno, profesor de IESE y presidente del China Europe International Business School.
El grito en el cielo puesto por la industria del automóvil europea –inmersa ya en un proceso de reconversión propio- busca algo de protección durante el salto a las cero emisiones. Así se pone sobre la mesa el debate de los aranceles: «servirán para proteger una industria naciente, intentar poner una barrera de entrada y darle algo de tiempo para su desarrollo», justifica Santacruz. Llegarían, eso sí, después de que la industria alemana se haya beneficiado de importar componentes chinos que no cumplían con las mismas exigencias que los hechos en Europa.
Con el coche eléctrico, Europa puede jugar además otro argumento para vetar el aterrizaje de las marcas del país: el de la seguridad estratégica. «Así es como más daño se le hace a la industria china, como no se permitió a Huawei participar en el desarrollo de la red 5G por si hubiera software espía, con inspecciones o contingentes», desgrana el mismo economista.
China puede responder a las sanciones con aranceles al lujo europeo o el turismo
«No creo que estos aranceles que se han acrecentado tras la pandemia sean la solución, porque China te los puede devolver. Y el país es un mercado muy importante para empresas como Puig o Zara, que son vistas allí como enseñas prestigiosas», añade Nueno. Solo hace falta ver los 25.000 millones de capitalización que perdió LVMH y los 12.500 millones que se dejó Hermès -ambas durante el verano- por la crisis de confianza existente sobre la economía del gigante.
«Más allá del lujo, China puede compensar con el turismo, que este año ha sido una debacle para Europa, y al que puede dirigir mucho», añade Santacruz.
Tras el anuncio de la investigación, Pekín ya denunció que se trataba de un acto de «proteccionismo flagrante» y advirtió «que perturbará y distorsionará gravemente la cadena de suministro de la industria automovilística mundial, incluida la de la UE, y tendrá un impacto negativo en las relaciones económicas y comerciales entre China y la UE». Nueno, además, recuerda del importante peso que tiene el propio gigante asiático para las automovilísticas del Viejo Continente.
Reunión Europa-China este fin de semana con la cosmética sobre la mesa
Justamente este fin de semana, el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis ha viajado a China. Concretamente, será en Pekín donde copresidirá con el viceprimer Ministro He Lifeng el 10º Diálogo Económico y Comercial de Alto Nivel UE-China, una conversación que se estructurará en torno a cuatro pilares: cuestiones macroeconómicas, comercio, cadenas de suministro y servicios financieros.
Una de las cuestiones que tiene todos los números de surgir en la mesa de diálogo con Pekín es el acceso al mercado de productos cosméticos. La idea es mejorar el marco regulatorio para mejorar la seguridad de los productos, pero también podría emerger otras temáticas como la propiedad intelectual, la información sobre productos y mercancías falsificadas o la normativa de inspección.
En junio de este año, Bruselas mostró al gigante asiático su preocupación por las obligaciones a las que está sometiendo a las grandes compañías de cosméticos comunitarias que quieren vender sus productos en el mercado chino. Le alerta, concretamente, toda la información detallada que deben proporcionar a Pekín y que podría obligar a entregar secretos comerciales en nombre de la seguridad de los productos. Todo ello sin olvidar los problemas que ya han tenido las empresas tecnológicas europeas que operan en China con respecto a la desprotección y falta de garantías a sus patentes.
Concretamente, el gigante asiático está introduciendo cada vez más requisitos sobre la información que las firmas de cosméticos deben proporcionar. Datos que van desde los ingredientes hasta los procesos de fabricación, el origen de las materias primas, la composición exacta o las fórmulas y que se almacenan en bases de datos que gestionan las autoridades del país.
La normativa china excede, con mucho, la intrusividad de los requisitos de información que se ponen a los productos del gigante asiático que se venden en la UE. Las empresas comunitarias se ven en la obligación de entregar estos datos si quieren exportar al país, aunque tampoco hay pruebas que demuestren que Pekín estuviera dando un mal uso a tal información.