Sergio Fernández
Víctor Blanco Moro
Madrid 6:00 – 9/02/2023
La petrolera española aprovechó el año 2022 para adelantar buena parte de los deberes que se había marcado para los próximos años con la reducción de su deuda neta entre ellos y que lograría eliminar para el ejercicio en curso. En su plan estratégico Repsol se ha comprometido a incrementar el dividendo hasta alcanzar una retribución de 1 euro por acción en 2025, combinando los repartos de dividendo con las recompras de acciones.
El plan, cuando se presentó, pasaba por repartir 0,65 euros al accionista en 2023, pero la compañía ya ha adelantado que alcanzará los 0,7 euros este año, superando su propia guía. Con esta hoja de ruta, la firma reconoce que alcanzará el objetivo del dividendo un año antes de lo previsto, en 2024. El buen año que fue 2022 para las petroleras se tradujo para Repsol en un beneficio neto histórico, superando por primera vez las cifras de 2010, dos años antes de la nacionalización de YPF en Argentina.
Gracias a estos buenos resultados por los altos precios del crudo, el mercado descuenta que la petrolera cerrará el 2022 con un beneficio bruto de explotación (ebitda) por encima de los 13.000 millones de euros, un año récord, peleando con Iberdrola y Telefónica por alcanzar el ebitda histórico de la bolsa española. La empresa también está logrando acelerar el proceso de reducción de deuda, tanto, que las expectativas de los analistas ya apuntan a una posición de caja neta para este año por primera vez en su historia.
Este proceso de reducción del endeudamiento llega después de un año 2022 en el que la compañía también aprovechó para recomprar parte de la deuda que tiene emitida en el mercado, con el objetivo, además, de abaratar sus costes financieros. A finales de enero la empresa lanzó una oferta para recomprar bonos por 325 millones de euros, orientada a los bonos híbridos que emitió la compañía en marzo de 2015 con un vencimiento de 60 años y un cupón anual del 4,5%.
De esta forma, Repsol se plantó al cierre de septiembre del año pasado con su deuda neta en los 2.181 millones de euros. Y con el cuarto trimestre que se presupone, nada malo según adelantó la propia compañía, se espera que la petrolera cierre el ejercicio con su deuda neta a punto de desaparecer (por debajo de los 1.800 millones de euros) gracias también a las recientes desinversiones como el pacto alcanzado con EIG el año pasado.
Otro impulso del refino
En el último informe sobre Repsol que ha publicado CaixaBank apuntan a la posibilidad de que la compañía pueda dar incluso la sorpresa antes de lo esperado. «Repsol podría alcanzar una posición de caja neta en 2023 (incluso en 2022 si se excluye la deuda asociada a proyectos), lo que apunta a que se producirá un incremento de la inversión en capex que podría incluir nuevas fusiones y adquisiciones en tecnologías de bajas emisiones de carbono, pero también operaciones oportunistas en el sector de la producción de petróleo, quizá en Estados Unidos», destaca el banco español.
De hecho, las previsiones del consenso de mercado recogido por FactSet apuntan a que la compañía seguiría aumentando esa caja neta más allá del 2023 si Repsol no decide utilizar esa liquidez en nuevas adquisiciones, expandir su negocio verde o en ampliar las recompras de acciones como hizo en ocasiones anteriores.
Aún falta por conocer el último tercio del 2022, que desglosará la compañía el próximo 16 de febrero. Y es que el margen de refino del cuarto trimestre puede dar otro impulso a los resultados si se confirma en los 18,9 dólares por barril de septiembre a diciembre, lo que dejaría la media del año sobre los 15 dólares atípicos en el histórico de la compañía. Que el margen de refino se haya mantenido elevado en el último tercio del 2022 llevó al analista de Citi, Alastair R. Syme, a elevar el beneficio operativo de ese tercio en un 16% y lo que «no hace más que generar un exceso de free cash flow (flujo de caja) con el que esperamos que haya alguna actualización de cara a la presentación de resultados».

El analista de Renta 4, Alfonso Batalla, estima incluso que los márgenes de refino seguirán altos en la primera parte del 2023 con la tensión que existe en el mercado de diésel europeo tras las últimas sanciones occidentales al crudo y derivados rusos. Otro punto que dejará obsoleto su plan estratégico casi tres años antes de lo esperado.
«Esto va a permitir a Repsol generar una caja mayor de la esperada hasta que se normalice el margen de refino en torno a los 5,5 dólares por barril», estimó Batalla, aunque se emplaza al 16 de febrero para una posible revisión al alza tras los resultados. Así, el experto también opina que el 2022 «se comerá» también los objetivos de flujo de caja libre, ya que el objetivo de 2025 se cumpliría al cierre del 2022 en un 80%, estiman desde Renta 4 a la par que no descartan nuevas recompras de acciones.
Fuente:eleconomista