- Alerta de una catástrofe «social y laboral» por la automatización
- Estima que en 2030 cada nuevo robot destruirá 6,4 empleos de media
- Pide más formación digital para los trabajadores y subsidios «para los que no se adapten»
Javier Esteban
12:40 – 20/12/2022
El futuro del empleo pasa por la automatización. La manera en la que esta se produzca condicionará si esto se traduce en un aumento de la productividad y los empleos o en una destrucción masiva de puestos de Trabajo. Desde UGT, se posicionan claramente en el segundo escenario y han lanzado una serie de propuestas al Gobierno para garantizar las pensiones ante una próxima «catástrofe social y laboral».
«El aumento de la robótica sin mediar remedios sociales, genera desempleo neto y precariza las condiciones de trabajo», advierten desde el sindicato.
UGT asegura que, en las últimas dos décadas, mientras el número de robots ha aumentado un 262%, el empleo en la industria ha descendido un 17%. Esto implica que por cada nuevo robot industrial se destruyen casi dos empleos (1,6), y auguran que el ritmo de destrucción se multiplicará por 4 en la próxima década: 6,4 empleos perdidos por robot en 2030.

En este sentido, señalan el último informe sobre digitalización de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Fundación IMAN. En él se apunta que la digitalización «ha reducido la plantilla en un 12,5% en el caso del sector automovilístico y un 17,4% en el caso de la logística«.
En su análisis, aseguran que solo un 21% de las empresas alegan las «dificultades para contratar personal» como motivos para utilizar robots. Al contrario, un 85% los instala para «asegurar alta precisión o calidad estandarizada de procesos y/o bienes y servicios producidos». O, dicho de otro modo: para aumentar el rendimiento de su negocio.
La digitalización no crea empleo
Sin embargo, menos del 17% de empresas industriales proporcionaron actividades formativas en TIC a sus empleados. «Este hecho confirma la nula implicación de la Industria española con la recualificación de sus empleados; sencillamente prefieren instalar robots», afirma el sindicato, que recuerda que la Encuesta de Población Activa registra 144.600 personas en situación de desempleo en el sector industrial español.
El diagnóstico del sindicato se centra en la robotización industrial, más que en otras formas de automatización como los algoritmos o las inteligencias artificiales, que afectan también a otros sectores, como los servicios.
En cualquier caso, niega que las empresas «estén creando empleo tecnológico» a causa de esta «expansión robótica». «De hecho, el número de vacantes en la industria es 13,5 veces menos que, por ejemplo, en el sector servicios«, aseguran.
«Las empresas no están formando a sus empleados, los robots están sustituyendo a las personas, y nadie puede garantizar que este empleo destruido llegue algún día a recuperarse», concluyen.
Garantizar la recaudación
Por ello recetan «a patronales, legisladores, administraciones públicas y gobiernos» varias medias. La primera es implantar «un modelo de 32 horas de trabajo distribuidas en 4 días a la semana, sin ninguna pérdida de poder adquisitivo«, con el objetivo de redistribuir el trabajo que queda.
También urgen a desplegar un plan de recualificación profesional, técnica y digital entre toda la «fuerza trabajadora» para garantizar la «empleabilidad a corto, medio y largo plazo«.
Asimismo, instan a «desarrollar nuevos sistemas fiscales y de cotizaciones sociales», que otorguen «sostenibilidad al Estado del Bienestar en general, y a los sistemas públicos de pensiones» en particular, ante una «realidad tendente a recaudar un número menor de cotizaciones sociales e impuestos provenientes las rentas del trabajo«.
Esto se haría «creando nuevas figuras» ligadas a la productividad que proporcionan estos robots o la ratio de personas trabajadoras que eliminan, permitiendo así que los «beneficios de nuevas tecnologías se repartan de una manera más justa y equitativa«.
Con lo recaudado, además, se pondrían en marcha «nuevos sistemas de rentas» para aquellas trabajadoras y trabajadores que no puedan adaptarse a esta nueva realidad a través de la formación.
Fuente: eleconomista.es